Factores que inciden en el filicidio materno. Parte I: Resumen e introducción al tema

Factores que inciden en el filicidio materno
«Medea asesinando a sus hijos»: Ixion (BCE)

Por Natalia Olivera González

Factores que inciden en el filicidio materno

Introducción:

Al pensar el vínculo madre-hijo, evocamos un vínculo de amor incuestionable, protección, cuidados, ternura, sostén, educación; entre otras características. Pero en ocasiones este vínculo se ve afectado por situaciones o experiencias en las que se ve envuelta la mujer, como las situaciones de violencia doméstica en general, sean éstas actuales o del pasado dejando su huella latente.

La Organización Mundial de la Salud (2002) define a la Violencia como:

El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

Esta definición nos transmite que la violencia es una estrategia a mediano y largo plazo, que se expresa mediante relaciones desiguales de poder y fuerza, que sumada a la intimidad de un vínculo afectivo dentro del cual se desarrolla la violencia doméstica, se incrementa la gravedad del fenómeno y conforma un ciclo de violencia; a diferencia de la acción violenta, que se remite a una acción o situación puntual. Pero es debido al mencionado ciclo, que la mujer se va encontrando atrapada en una situación en la que se le dificulta cada vez más visualizar una salida, ya que la fase romántica de éste le impide ver la situación como el problema que es.

Esta experiencia en general se presenta cual enfermedad insidiosa y acaba perturbando su equilibrio emocional, anulando poco a poco a la víctima en su subjetividad, hasta privarla de los mecanismos defensivos que le posibilitarían emerger de ese vínculo violento.

Dentro de estos casos, en ocasiones se dan otras situaciones particulares mucho más trágicas, cuyo desenlace es el asesinato de los hijos en manos de sus propias madres: filicidio materno, impensable en nuestra cultura.

El filicidio en general, ha estado presente como práctica a lo largo de la humanidad: desde la antigüedad mediante ofrendas de recién nacidos a deidades como el dios cananeo y fenicio Moloch o a la diosa babilónica Ishtar, también en las antiguas Grecia y Roma como un derecho del jefe de familia; pasando por la Edad Media, hasta nuestros días incluso, en ciertas tribus africanas como los Mukogodos de Kenya, además de Ghana, algunos pueblos esquimales y gitanos húngaros (González Trijueque & Muñóz Rivas, pp. 93).

Las razones por las que se ha cometido dicho acto a lo largo de los siglos, varían desde el haber nacido con anomalías congénitas, ser niña y no ser útil para la guerra, supersticiones, rituales de sacrificio a deidades, hasta venganza al cónyuge, ser un hijo no deseado fruto de una relación incestuosa, o clandestina, o violación; control de la población, o por representar el niño un obstáculo para alcanzar una situación de poder.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, es que me parece interesante abordar el filicidio materno por ser un tema poco estudiado en nuestro contexto sociocultural y difícil de ver, de reconocer, por ser un hecho que genera un alto impacto y condena social, ya que nuestra cultura y sociedad no admiten la posibilidad de que los padres, más aún las madres, asesinen a sus propios hijos, pues la violencia femenina se encuentra invisibilizada ya que la misma cuestiona la imagen materna social y culturalmente aceptada. No se reconoce la naturaleza agresiva materna, a pesar de los antecedentes históricos y actuales existentes, porque la imagen de mujer y madre ha estado y permanece idealizada, más bien se consideran estos casos como casos aislados (Pedalino Pinheiro, Marafanti, Ribeiro Ratto & Cordeiro, 2012). ¿Significa esto que la sociedad niega la tendencia filicida en su naturaleza?

En este trabajo pretendo realizar una lectura sobre los factores que inciden en el filicidio materno. Para ello, presentaré por un lado, la conceptualización de violencia doméstica como punto de partida y señalaré los tipos de violencia existentes así como la dinámica de la violencia doméstica; vivencia que oficiaría (en algunos casos) de detonante en el psiquismo de la víctima. Seguidamente, las concepciones de filicidio como lo entienden diversos autores y países para luego dirigir la mirada a nuestra nación, que a pesar de tener menos de 200 años, no está exento de estos casos, lo cual avalaría la hipótesis de la presencia de rasgos filicidas en la naturaleza humana. Por otro lado, me propongo mirar detrás del fenómeno del filicidio teniendo como base las concepciones ya conocidas de angustia, complejo de Edipo y pasaje al acto, ya que el fenómeno del filicidio en muchos casos, suele ser un acto impulsivo, con determinadas características, con base en la angustia: ese afecto displacentero que mantiene a la deriva a la víctima de violencia doméstica y la conduce a evadirse de esa escena. A lo cual sumo aportes de otros autores que intentarán dar visibilidad sobre cuáles son los factores que inciden en el fenómeno del filicidio materno, desde una lectura psicoanalítica. Luego hablaré de Masculinidad y Feminidad Hegemónicas, es decir, los modelos de hombre y de mujer que en nuestra sociedad y en nuestra cultura han regido a lo largo de los años, y aún permanecen en buena medida; además de presentar cómo algunos países tipifican penalmente al filicidio. Finalmente, busco establecer una relación entre filicidio y violencia doméstica.

Conceptualización, tipos y dinámica de la violencia doméstica:

En nuestro país, la Ley 17.514 de julio de 2002 establece que la violencia doméstica está constituida por:

(…) toda acción u omisión directa o indirecta, que por cualquier medio menoscabe, limitando ilegítimamente el libre ejercicio o goce de los derechos humanos de una persona, causada por otra con la cual tenga o haya tenido una relación de noviazgo o con la cual tenga o haya tenido una relación afectiva basada en la cohabitación y originada por parentesco, por matrimonio o por unión de hecho. (Parlamento del Uruguay, 2002)

Existen cuatro tipos de violencia doméstica: violencia Física, violencia Psicológica o Emocional, violencia Sexual y violencia Patrimonial.

La violencia física, son las acciones, omisiones o patrones de conducta que dañan a la persona en su integridad corporal.

La violencia psicológica, son las acciones u omisiones conducentes a perturbar, degradar o controlar el comportamiento, las creencias y/o las decisiones de la otra persona, por medio de la humillación, la intimidación y el aislamiento, afectando la estabilidad psicológica y/o emocional.

La violencia sexual, son las acciones que imponen o inducen comportamientos sexuales a una persona a través del uso de la fuerza, la manipulación, la amenaza, la coerción y la intimidación; anulando o limitando la libertad sexual de esa persona.

Por último, la violencia patrimonial, son las acciones u omisiones que ilegítimamente implican daño, pérdida, sustracción, destrucción, ocultamiento y/o retención de bienes, elementos de trabajo, documentos o recursos económicos, con el fin de coaccionar la autodeterminación de otra persona.

La violencia doméstica puede estar conformada por uno, varios o todos estos tipos mencionados; no existe una regla general que determine la dinámica a través de la cual es ejercida. Sin embargo, sí se pueden identificar distintos momentos fundamentales en que se desencadena o se agudiza dicha violencia, ellos suelen ser: el momento del casamiento, cuando la mujer queda embarazada, cuando la mujer comienza a trabajar o cuando el hombre queda desempleado. Otro causante de violencia suelen ser los celos desmedidos que llevan al hombre a controlar permanentemente a la mujer, necesitan saber a cada instante dónde está y habitualmente cree que ha sido engañado. Son celos de competencia o celos proyectados, al decir de Freud (1922). La violencia siempre va en aumento, hasta llegar a constituirse en el único medio de relación de la pareja, se vuelve cotidiana y más agresiva.

En lo referente a los celos, tomando a Freud, existen tres niveles de celos: celos de competencia, que son causados por el dolor de la convicción del sujeto de que va a perder su objeto de amor; los celos proyectados, que los desencadena la proyección de un deseo inconsciente y obviamente reprimido, de engañar a su pareja; y finalmente, los celos delirantes, que expresan también un deseo de infidelidad pero hacia una persona del mismo sexo. (Lachaud, 2000).

Algunos comportamientos típicos en los hombres agresores suelen ser: tendencia a culpar al otro como causa de la violencia, suelen decir por ejemplo «Es mi mujer la que tiene el problema», y a través de esto no muestran capacidad de autocrítica, minimizan o niegan la agresión. Son celosos y posesivos. Son manipuladores y controladores, mantienen un fuerte sistema de creencias y mitos sobre lo que es la masculinidad y sobre cómo deberían ser las relaciones entre los hombres y las mujeres. El peso de todo esto recae sobre la mujer víctima, que debe cargar no sólo con una culpa que le es impuesta, sino además, con su deber materno si tiene hijos, el cual se ve ineludiblemente afectado, por las tensiones a las que es sometida.

Como se explicó previamente, no existe una regla que establezca la dinámica en que los agresores ejercen la violencia doméstica, pero sí es posible identificar un ciclo que Walker (1979) lo describió compuesto por tres fases: 1) Acumulación de tensión; 2) Explosión violenta; y 3) Arrepentimiento o “luna de miel”. (Morabes, 2014).

En la primera fase, la tensión acumulada puede ser tomada como consecuencia de dificultades cotidianas.En la segunda fase, generalmente la explosión violenta es justificada por el estrés causado por los problemas en la fase anterior. Las últimas tres fases son tomadas como la vuelta a la normalidad, o “la crisis ya pasó”. A medida que este ciclo se repite, la mujer no comprende qué sucede y entra en shock, el hombre por su parte al principio la culpabiliza y la desmiente, luego la convence de darle otra oportunidad con promesas de cambios y otorgándole atenciones. Con el tiempo, se cierra cada vez más sobre sí mismo el ciclo de malos tratos acortándose y aumentando la intensidad de la violencia

Concepto de Filicidio, clasificación y antecedentes del mismo

El acto del Infanticidio (asesinato de niños), es tan antiguo como la humanidad misma. Los relatos más antiguos refieren a sacrificios a dioses de todos los pueblos: cananeos, fenicios, babilónicos, nórdicos. Y con la mitología griega a través del mito de Medea (quien asesina a sus hijos en venganza por haber sido traicionada por su pareja), tenemos una de las primeras y más famosas menciones de filicidio materno.

En forma genérica, el Filicidio se define como el asesinato de los hijos cometidos por los padres. Este término comenzó a circular recién a partir de mitad de la década de 1970, ya que tanto las publicaciones norteamericanas así como el ámbito médico, se mostraban reticentes a hablar de filicidio propiamente, negando así de alguna manera, la existencia de la violencia doméstica sobre todo de la violencia materna (Dornelles, F., 2012).

En el Diccionario de la Real Academia Española lo encontramos como “muerte dada por un padre o una madre a su propio hijo” (DRAE).

Filicidio e Infanticidio, son categorías distintas si bien ambos delitos comparten el mismo blanco: los niños. De todos modos y a efectos legales, diferentes autores y países distinguen, dentro del filicidio en general, al infanticidio. El psiquiatra forense Philip Resnick, lo designa como el asesinato de niños posterior a las primeras 24 horas de vida y dentro del primer año. Según el Código Penal Chileno, en su artículo 394 entiende el delito de infanticidio como el asesinato cometido dentro de las primeras 48 horas de vida del niño. Para el Código Inglés comprende hasta los dos o tres años de edad (Rodríguez Manríquez, R. 2013). Por otro lado, en Nueva Zelanda se considera infanticidio hasta los 10 años de edad (Hatters, S. & Resnick, P. 2007).

Como se puede ver, la definición legal de infanticidio varía según países, pero existen veinticuatro países que lo legislan y la mayoría de ellos sigue el precedente británico, la British Infanticide Act de 1922 y enmendada en 1938, que establecía el homicidio involuntario si la madre padecía alguna enfermedad mental. Esto se fundamentaba en el concepto de “locura de la lactancia” (Hatters, S. & Resnick, P. 2007).

Una tercera categoría, es la de Neonaticidio, entendido éste como el delito de asesinar a un recién nacido hasta dentro de las primeras 24 horas de vida.

El neonaticidio, según Bonnet, C. (como se citó en Pedalino Pinheiro, M. et al., 2012), se subdividiría en neonaticidio activo cuando la muerte se debe a violencia física directa, y neonaticidio pasivo cuando se debe a negligencia.

Por su parte, González Trijueque y Muñoz Rivas (2003), mencionan características de lo que sería un perfil de madres neonaticidas así como las razones más frecuentes que se presentan previas a cometer el neonaticidio. Dentro del perfil de madre neonaticida, se encuentran mujeres muy jóvenes en torno a los veinte años o menos, de nivel socioeconómico bajo, que conviven con sus padres, solteras embarazadas por primera vez que disimulan el embarazo por vergüenza. Dentro de las principales razones por las que cometen el neonaticidio, se encuentra generalmente el hecho de ser un hijo no deseado, producto muchas veces de una violación o de una relación clandestina, además de atravesar problemas económicos o incluso de considerar al hijo recién nacido como un obstáculo para la superación personal (González Trijueque & Muñóz Rivas, pp. 103).

Retomando puntualmente al filicidio, la clasificación más conocida y aún vigente de los tipos de filicidio, es la que realizó Resnick en su estudio de la temática en 1969, en donde distingue cinco tipos de filicidios según su motivación:

1). Filicidio Altruista. Es el cometido generalmente por las madres, con la intención de evitarle al niño un padecimiento mayor futuro, o para culminar con un sufrimiento presente. Suele darse este tipo de filicidio como consecuencia de situaciones de violencia doméstica, y suele estar asociado con el suicidio materno.

2). Filicidio agudamente Psicótico (o por psicosis aguda que es lo mismo). También cometido por las madres, producto de alucinaciones o ideaciones en donde recibe órdenes de asesinar a sus hijos o cree que el o los niños son producto del mal o están poseídos.

3). Filicidio por Hijo No Deseado. Si bien dentro de este tipo de filicidio generalmente se ubican los neonaticidios maternos ya explicados, pueden darse casos en que quienes cometan el filicidio por hijo no deseado sean los padres, sobre todo si se trata de un hijo de una relación extramarital o existen fuertes dudas sobre la paternidad del niño.

4). Filicidio Accidental (o por Maltrato mortal). Cometido indistintamente por cualquiera de sus padres, suele ser el resultado de violencia física extrema que suele “salirse de las manos”. No existiría en el o los adultos, intención de asesinar al niño, sin embargo terminan perdiendo el control de sí mismos por ser personas que suelen presentar altos niveles de estrés y en muchos casos, haber experimentado situaciones de abuso en sus infancias.

5). Filicidio como Venganza. Finalmente, éste suele ser el tipo de filicidio que un miembro de la pareja comete con la finalidad de hacer sufrir al otro miembro padre o madre del niño asesinado, ya sea por presentar un trastorno de la personalidad o con la intención de provocar un daño irreversible a modo de venganza como resultado de un matrimonio o relación caótica ((González Trijueque & Muñóz Rivas, pp. 96)

Cabe hacer una precisión ya sobre el final de esta sección. Al inicio se menciona al mito de Medea como uno de los infanticidios más famosos conocidos desde la literatura universal. Ésta, al igual que Edipo Rey y otras tragedias griegas, no sólo narra una importante transgresión humana, sino que con su impronta nefasta contribuye al Psicoanálisis para el estudio de las pasiones más viscerales.

El mito de Medea destaca por el hecho de ser una madre que comete filicidio en venganza por el abandono de su esposo (padre de sus hijos), luego de todos los eventos importantes compartidos juntos, para casarse con otra mujer. Sin embargo, el mito narra una serie de asesinatos cometidos por Medea previos al filicidio: el de su propio hermano, el del rey Pelias en manos de sus propias hijas conducido por engaños de Medea, el del hombre de bronce de la isla de Creta mediante un hechizo, y el de la princesa Glauce (por la cual había sido abandonada) mediante un vestido envenenado.

Es posible ver en estos hechos, una determinación de carácter en Medea para lograr sus objetivos que va más allá de la conducta femenina esperable en la sociedad griega.

En este punto es pertinente detenerse a pensar la relación entre ello y lo que se refería Lacan en Juventud de Gide, texto publicado en Escritos 2, sobre lo que significa ser una verdadera mujer, en tanto sacrificio de lo más preciado más allá de los límites fálicos.

Una verdadera mujer según Lacan, no es el modelo de mujer que la sociedad espera que ella sea, sino que va más allá de eso, transgrediendo el modelo esperado, colocando una distancia subjetiva de la mujer que es y del papel de madre que se espera de ella. (Ons, 2013). Como dirá Miller “Porque ser una madre, ser la madre de sus hijos, es para una mujer querer hacerse existir como «La». Hacerse existir como «La» madre es hacerse existir como «La» mujer en tanto que tiene” (Miller, 2000). Al contrario de lo que se espera de una mujer, Medea es del tipo de mujer que no se realiza a través de la maternidad como lo más propio que se puede llegar a tener. Es una mujer que sacrifica el tener y acepta su castración. En ese sacrificio se impone la mujer por sobre la madre.

Otro punto interesante acerca de Medea, es lo que refiere a su nombre. Según Lacan, la identidad de un sujeto reside en el nombre propio, el cual posee una carga, una serie de rasgos que los sujetos actúan en forma inconsciente. Los griegos conocían de alguna manera este hecho y sabían utilizarlo en sus tragedias. (Peinado, 2011)

El nombre Medea se traduce como Sabia, pero no se refiere a una sabiduría moral, del buen obrar, sino a la sabiduría que posee alguien que ostenta conocimientos de magia y una gran capacidad de persuasión, así como la mejor manera de utilizarlos en provecho propio. Por otro lado, el vocablo griego Medeia, es un pronombre indefinido que significa nadie, ninguno, nulo. En este vocablo se encuentra representada la nulidad de Medea como ciudadana corintia y como esposa de Jasón, ya que en ambas posiciones fue negada, rechazada. En este sentido, cabe recordar que en la antigua Grecia, el hombre, padre de familia, era quien poseía el derecho sobre la vida y la muerte de sus hijos, y a través del asesinato de sus propios hijos Medea se adueña de dicho poder masculino, elevando de alguna forma su estatus social. (Bentolila, 2004)
Pero existe otro vocablo griego, un sustantivo médos, cuyo plural es medea y significa resolución, designio de los dioses. En este sentido, ella hace mención de su linaje divino varias veces en la obra, lo cual adquiere importancia en el filicidio, ya que éste no habría sido cometido por una simple mortal encolerizada.

Como se puede observar, desde el Psicoanálisis encontramos que en el caso de Medea, nada queda librado al azar, y desde las significaciones de su nombre hasta la posición que ocupa en la sociedad griega, se van forjando las condiciones para que lleve a cabo el filicidio. Que, tomando la clasificación descripta supra, el de Medea es el quinto tipo de filicidio, denominado por Resnick Filicidio como Venganza.

_______________

Referencias:

  • Anthony, E.J. y Kreitman, N. (1983). Obsesiones homicidas de ciertas madres hacia sus hijos. En: Anthony, E.J. y Benedek, T. (comp.), Parentalidad. Buenos Aires: ASAPPIA Amorrortu.
  • Atenciano Jiménez, B. (2009). Menores expuestos a violencia contra la pareja: Notas para una práctica clínica basada en la evidencia. Revista Clínica y Salud; Vol. 20 (Nº3), pp. 261-272. Madrid.
  • Bafico, J., Cabral, E. y González, M. (2008). Introducción a la Teoría Lacaniana. Montevideo: Psicolibros – Waslala.
  • Bentolila, D. (2004). La Mujer como otra – Enigmas de la sexualidad femenina. Jornadas aniversario “30 años de escuela (1974-2004)”. Escuela Freudiana de Buenos Aires. 1, 2, 3 y 4 de julio de 2004. Recuperado de: http://www.efba.org/efbaonline/bentolila2.htm
  • Centro Ecuatoriano de Desarrollo y Estudios Alternativos (CEDEAL) (2011). Recuperado de: http://www.cedeal.org/content/publicaciones.php?id=52&pagina=2
  • Connell, R. (1995). La Organización Social de la Masculinidad. Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales. Recuperado de: http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Connel.pdf
  • DeMause, Ll. (S/F). Recuperado de: http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/varios/evolucion_infancia.pdf
  • DeMause, Ll. (2000). Revista de Psicoanálisis ; vol.Internacional (Nº 7) pp. 103-133
  • Dornelles, F. (2012). Filicidio: algumas consideraçoes. Revista do Ministério Público do RS. Porto Alegre. (Nº 72), pp. 15-22.
  • Duarte, E., Gómez, J.F., y Carrillo, C.D. (2010). Revista de Psicología Vol.19 (Nº2). Chile, 2010. Recuperado de: http://www.revistapsicologia.uchile.cl/index.php/RDP/article/viewFile/17104/17836
  • Escobar Verdesoto, M.F., y Rosero Rodríguez, P. (2014). La manifestación y la forma de repetición de los vínculos patológicos de las mujeres víctimas de violencia, que asisten a la fundación “Lourdel” en el período abril 2013 – julio 2013. Tesis de grado de la carrera de Psicología, Universidad Politécnica
  • Salesiana, Quito- Ecuador.
  • Ferenczi, S. (1932). Confusión de Lengua entre los adultos y el niño. El lenguaje de la ternura y de la pasión. En: Obras completas, Tomo IV. Recuperado de: http://gruposclinicos.com/confusion-de-lengua-entre-los-adultos-y-el-nino-sandor-ferenczi-presentacion-de-maria-elena-troncoso/2011/06/
  • Folino, J., Almirón, M., Domenech, E., Ricci, M. y López Ramos, M. (2006). El Filicidio en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Revista Gaceta Universitaria. Vol. 2, (Nº 3), pp. 277-286.
  • Gastiazoro, M.E. (2015). Imágenes construidas en torno a las mujeres desde el discurso jurídico en sentencias penales de filicidios. Universidad Nacional de Córdoba. Actas de las II Jornadas de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales. ISBN 978-987-29423-1-1
  • González Trijueque, D. y Muñóz Rivas, M. (2003). Filicidio y Neonaticidio: una revisión. Revista Psicopatología Clínica Legal y Forense. Vol. 3, (Nº 2), pp. 91-106.
  • Hatters, S. y Resnick, P. (2007). Asesinatos de niños por sus madres: patrones y prevención. Revista Oficial de la Asociación Mundial de Psiquiatría. Vol. 5 (Nº3). 2007.
  • Hirigoyen, M-F. (1999). El Acoso Moral. Buenos Aires: Paidós.
  • Kalinsky, B. y Cañete, O. (S/F). Revista Electrónica del Centro de Investigaciones Criminológicas de la USMP-PERÚ- 2da.Edición. Recuperado de:
  • Lacan, J. (1962-1963). Seminario 10: La Angustia. Buenos Aires: Paidós, 9ª reimpresión, 2012.
  • Lachaud, D. (2000). Capítulo 1: Fuentes de la emoción. En: Celos. Un estudio psicoanálitico de su diversidad. Buenos Aires: Nueva Visión.
  • López Gómez, A. & Güida, C. (2000). Aportes de los estudios de género en la conceptualización sobre masculinidad. Recuperado de: http://iin.oea.org/Cursos_a_distancia/CursosProder2004/Bibliografia_genero/UT1/Lectura.1.5.pdf
  • Miller, J-A. (2000). De mujeres y semblantes. Buenos Aires. Cuadernos del pasador.
  • Morabes, S. (2014). Ciclo de violencia en la asistencia psicológica a víctimas de violencia de género. I Jornadas de género y diversidad sexual: políticas públicas e inclusión en las democracias contemporáneas. Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de La Plata. Recuperado de: http://www.trabajosocial.unlp.edu.ar/uploads/docs/morabes.pdf
  • Morabito, M. (2013). ¿Nuevamente el infanticidio al Código Penal Argentino? Revista Pensamiento Penal. Disponible en:
    http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/doctrina35449.pdf
  • Muñóz, P. (2009). “La Invención Lacaniana del pasaje al acto. De la Psiquiatría al Psicoanálisis.” 1º Edición – Buenos Aires: Manantial.
    Ons, S. (2013). Más que si lo hubiera parido. Recuperado de: http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-220619-2013-05-23.html
  • Parlamento del Uruguay (2002). Ley Nº 17.514 Ley de Violencia Doméstica. Montevideo, Uruguay. Recuperado de:
    http://www.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=17514&Anchor=
  • Pedalino Pinheiro, M.C., Marafanti, I., Ribeiro Ratto, L.C. y Cordeiro, Q. (2012). Filicidio duplo por retaliaçao à esposa. Revista de Criminologia e Ciências Penitenciárias. Ano 2 (Nº 03).
  • Peinado, V. (2011). Razones y sinrazones del infanticidio de Medea. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas / 3.
    Rascovsky, A. (1981). Los orígenes del filicidio. Revista de Psicoanálisis; vol. Internacional (Nº 7) p. 249-262 (2000)
    Rascovsky, A. (1981). El Filicidio: La Agresión contra el Hijo. Barcelona: Paidós.
  • REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario, 22º edición [en línea]. Disponible en:
    www.rae.es
  • Rodríguez Manríquez, R. (2013). Filicidio en Chile. Incidencia estadística y análisis de las denuncias sobre muertes de niños, niñas y adolescentes a manos de sus padres entre los años 2010 a 2012. Revista jurídica del Ministerio Pùblico. (Nº 54), pp. 177-195.
  • Teubal, R. (2010). Las madres frente al abuso sexual infantil intrafamiliar de sus hijos ¿Son víctimas?. Artículo de investigación, UBA
  • Walker, L. (1979).The battered woman. Nueva York: Harper and Row Publishers, Inc.
  • WHO Global Consultation on Violence and Health. Violence: a public health priority. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 1996 (documento inédito WHO/EHA/SPI.POA.2).

Comentarios

comentarios