Elegir es un viaje

Elegir es un viaje
Foto: Radio Vilardevoz

Por Cecilia Baroni

Estar en año electoral parece ser una buena excusa para preguntarnos por los procesos de elección, qué es lo que elegimos o qué es lo que “pensamos” que elegimos. Primera distinción que me gustaría hacer, por obvia que parezca: no es lo mismo realizar elecciones individuales que elecciones que tengan que ver con los destinos colectivos, institucionales o sociales. Elegir tiene que ver básicamente con poder decidir, y decidir, con hacernos cargo de lo que decidimos, elegimos.

El sistema representativo, instaurado como una de las formas de organización política de los estados modernos, ha generado la ficción, a partir de que alguien nos representa, de que las decisiones las toman otros y por ende no queda más que hacer que quedarnos en el lugar de espectador. Parece que los protagonistas de la película son otros, salvo que tomemos las riendas y podamos ser partícipes e incidir de alguna manera en aquello que queramos hacer con otros.

Muchas son las formas de abordar este tema, y si bien podríamos decir que básicamente nos pasamos eligiendo, sabemos que esa afirmación es válida para el plano de lo individual. En el plano de lo colectivo, que es el que me he dedicado a investigar a partir de indagar acerca de las políticas de memoria[1], las “elecciones” parecen pasar por rituales necesarios (tanto para la discusión como la definición) que nos interpelan, en tanto sujetos, en relación a los otros y al propio “acto electoral”. Rituales que nos permiten, en el mejor de los casos, parar para pensar: ¿Qué estamos eligiendo? ¿Para qué? ¿Quién nos representa? ¿En qué instancias? ¿Qué dice de mí ese/esa al que estoy eligiendo? ¿Para qué elijo? ¿Qué elijo?

 

Un viaje de locos…

Compartiré una experiencia con ustedes para ilustrar la complejidad de lo que implica acompañar y ser parte de un proceso de elección. Experiencia que me permite analizar con ustedes la complejidad del proceso y las múltiples decisiones que se ponen en juego al momento de elegir.

Radio Vilardevoz [2] presentó el proyecto “Salud mental e inclusión social” a la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional (AUCI), Fondo de Cooperación Uruguay-México. Fue elegido entre setenta proyectos (entiéndase entonces que tuvo que pasar por un proceso de selección, a cargo de un tribunal, que tenía como lineamientos, para poder elegir, las bases del llamado así como los objetivos de la Agencia). Esto permitió, entre otras cosas y a los efectos de lo que quiero contarles, que cuatro participantes de la radio (de cuarenta) viajaran a México.

Eso significó para todo el colectivo poder correrse del “yo quiero ser elegido” a “quiénes son los que nos van a representar en México”. Correrse de lo singular a lo colectivo. Lo primero tuvo que ver con poder trabajar en torno a que primara el interés común, lo segundo fue poder diseñar un “perfil” de los viajeros así como saber qué implicaba realizar ese viaje. Esto fue fundamental a la hora de pasar a pensar en nombres concretos. El viaje duraría una semana, todos los gastos estarían cubiertos y el contingente estaría compuesto por participantes del colectivo e integrantes del equipo técnico. Entre todos los integrantes definieron las cualidades que tendría que poseer aquel/aquella compañera/o que fuera a viajar: capacidad de poder dar cuenta del proceso de trabajo en Vilardevoz, posibilidad de aprender y multiplicarlo al regreso; podría ser que ese compañero/a fuese alguien con experiencia en Vilardevoz o alguien que recién estuviera ingresando, y lo más importante: el o la compañera elegida tendría que poder sostener un viaje largo en avión y una semana de trabajo intenso, de interrelacionamiento, lo que supone tener capacidad para trabajar y estar en grupo. Cómo se verá elegir no es algo que se pueda hacer a la ligera.

Como anécdota contarles que a la hora de pensar en los nombres de los viajeros el silencio en Vilardevoz fue llamativo. Todos los integrantes parecerían haberse conectado con la importancia de elegir pero también con la responsabilidad de ser elegido. Representar a otros. Y no fallarle a aquellos que depositan sus expectativas en el elegido. Podríamos pensar este movimiento como algo similar a la toma de conciencia en torno a lo que podríamos denominar como una práctica política en tanto hacer con otros en torno a un bien común.

La vertiginosidad en la que nos ha introducido el avance de la tecnología (donde el exponente máximo es internet y el uso de las redes sociales) nos hace creer que es una utopía poder detenernos para reflexionar sobre nuestras elecciones. Sin mencionar que antes de ello, hubo que poder tomar una decisión.

Desde la psicología sabemos que tomar decisiones supone solucionar, en el mejor de los casos, un conflicto, y que mientras este no se resuelva, las dudas pueden generar estados diversos que pueden jugarnos, más de una vez, una mala pasada.

Muchos autores han trabajado sobre una nueva subjetividad producida por un nuevo tipo de capitalismo en donde no sólo lo material tiene valor sino que, como plantean Deleuze y Guattari, este se extiende sobre todas las acciones del ser humano. El sujeto consumidor, aquel que tiene que estar haciendo algo permanentemente y muchas cosas a la vez, no tiene tiempo para pensar. Pensar es tiempo perdido. Se consumen imágenes, palabras y actividades. Se coleccionan me gusta y se comparte aquello que nos agrada o nos desagrada. Se genera una ficción de que estamos eligiendo, y como vimos anteriormente, elegir implica informarse, evaluar y tomar decisiones. Luego de la decisión/elección hay que hacerse cargo. Si todo esto sucede, seguramente estemos más cerca de sentir que estamos incidiendo y que se es parte de aquello en lo que se decide incidir.

_______________

Referencias:

  1. Tesis de Maestría: Recuerdos y olvidos en la Facultad de Psicología. Aportes para el diseño de políticas de memoria. (Maestría en Psicología y Educación, UdelaR, 2012).
  2. Radio Vilardevoz es una radio comunitaria llevada adelante por usuarios de salud mental, psicólogos y estudiantes de psicología desde 1997. La misma funciona en el Hospital Vilardebó y una de sus características principales es que toma un modelo democrático y horizontal para su funcionamiento. Las decisiones son tomadas de forma colectiva en su espacio de discusión semanal denominado Taller Central.

Cecilia Baroni
Últimas entradas de Cecilia Baroni (ver todo)

Comentarios

comentarios

Post Comment

*