Mística y Resiliencia ¿Son compatibles?

Mística y Resiliencia ¿Son compatibles?
Foto: MSNBC

Por Juan Luis López

¿Qué es la mística? ¿Qué aspectos Deportivos, Psicológicos, Afectivos, Sociales y Culturales formarían parte de los 11 celestes? ¿Cómo impacta el peso de una historia común a más de 3.000.000 de hinchas?

Son algunas de las preguntas que podríamos plantearnos como uruguayos, y curiosos, a la hora de comenzar a intentar describir lo que sería difícil de transmitir sino se logra decodificar por lo vivencial, acentuado por el descreimiento frecuente de los extranjeros, que en cualquier parte del globo desconfían a la hora de contarles cuantos habitantes podrían jugar con esa casaca.

Y es que de eso se trata, el por lo menos llamativo producto místico per cápita con el que contaría Uruguay en las más variadas áreas, reflejado, por ejemplo, cuando Jorge Drexler trajo el primer Oscar a Uruguay, un Adolescente del interior ganó un primer premio en un concurso de programación en Google, Juan Pablo Culasso obtuvo el primer premio en Super Cerebros de Natgeo, un grupo de personas lograron sobreponerse a Los Andes y podemos decir que tuvimos una escritora que fue “Juana de América” entre otros tantos que faltan y estarán por venir.

Es en este contexto cuando el concepto Resiliencia podría darnos algunas pistas del complejo proceso que podría estar detrás de dos palabras claves: Mística y Hazaña.

Fue en la década del 70 cuando surge el concepto dentro de las ciencias humanas, aunque tiene su origen en 1626, del Latín resiliens o resiliere, que significa saltar hacia atrás, rebotar hacia delante. Es un concepto que está presente en la Física, en la Biología Acuática, en Psicología y también en Osteología, refiriendo a la capacidad que tendría un hueso para crecer en el sentido correcto, luego de una lesión.

Luthar, investigador en el área, la define como la historia de adaptaciones exitosas de las personas y los colectivos en los que se han encontrado expuestos, tanto por factores biológicos de riesgo como por eventos de vida estresantes, además, incluyendo la expectativa de continuar presentando una baja susceptibilidad a futuros estresores, y donde terminan respondiendo ante ellos de un modo potenciador.

Pero esto no es tan simple como podría verse en la definición teórica, sino que implicaría un conjunto de procesos que tendrían lugar tanto a nivel social como intrapsíquico, los cuales posibilitarían tener una historia de superación aún mayor frente a la adversidad. Los mismos se darían a lo largo del tiempo por medio de combinaciones dinámicas entre los atributos del niño y el contexto de desarrollo familiar, social, educativo y cultural en el que participa hasta la vida adulta.

En el caso del Fútbol, el peso de la historia sobre los jugadores de los próximos mundiales es algo que se está reeditando en estos últimos tiempos con un mayor impacto, aprendiendo que fuimos país sede del primer mundial y que lo ganamos, que veinte años más tarde nos sobrepusimos a un 0 -1 frente al país anfitrión ante un estadio repleto, y gracias al cual seguramente algún día “Maracanazo” forme parte de la RAE, así como las 15 Copas América y las dos medallas Olímpicas.

Uno de los conceptos claves sería el modelo del desafío, gracias al cual el stress, no siendo excesivo, sería procesado como un potenciador de competencias. Para comprenderlo, podriamos hablar del posible efecto positivo que tendría el comenzar en desventaja antes del silbato inicial, sea en función de la localía, el tanteador, en número o de poderio económico. En este contexto es que comienzan a jugar los llamados factores protectores, que serían quienes favorecerían una respuesta resiliente o de superación ante todos los pronósticos, en una compleja relación dinámica y sistémica.

Del punto de vista del Temperamento, que con frecuencia escuchamos en relatores y comentaristas, estaría sentada la base biológica del carácter, determinado por los procesos fisiológicos, ritmos biológicos y factores genéticos que incidirían en las manifestaciones conductuales. El temperamento podría ser la causa de los procesamientos, a menudo imprevisibles, en el campo de juego, como cuando Suárez no pudo evitar que su activación psicofisiológica, así como su compromiso con el equipo, lo llevaran a atajar frente a Ghana, o cuando Palito Pereira se negaba a abandonar la cancha en el último partido contra Inglaterra, a pesar del fuerte golpe que lo dejó sobre el césped.

Algunas de las 9 categorías que refieren las investigaciones serían: el nivel de actividad, el umbral de respuesta a estímulos, la intensidad en la reacción, distractibilidad ante estímulos indeseables así como la persistencia y capacidad de atención. La Distractibilidad me recuerda el impacto de las ensordecedoras tribunas del Maracaná, o la Persistencia la que nos lleva a dar vuelta el resultado, así como la Capacidad Atencional es la responsable para lograr total concentración y efectividad en las pocas situaciones de gol claras que se den, siempre luchando hasta el último segundo en busca de revertir un partido.

 

 

Junto con el temperamento, otro aspecto que juega otro partido son los Procesos Autorregulatorios, los cuales comprenderían un conjunto integrado de habilidades, destrezas, funciones ejecutivas y de regulación emocional, destacando, en las funciones ejecutivas, aquellas meta-habilidades que estarían por fuera de los procesos mentales básicos, como serían las metacogniciones, término que refiere a los procesos superiores que se dan sobre el propio pensamiento y posibilitan reflexionar sobre el mismo. Estos procesos se dan frecuentemente, a velocidades muy superiores a la de muchos de los equipos tecnológicos que frecuentemente utilizamos sin que nos demos cuenta.

Habrían también una serie de procesos cognitivos básicos que se llevan a cabo por parte de cada jugador durante todo el partido de forma invisible: la atención, la percepción y la memoria son algunos de ellos. Estos, junto con los procesos afectivos, se integran y forman parte del deportista en su manifestación conductual y de juego en equipo.

Los procesos autorregulatorios serían una forma proactiva de afrontar al stress y estarían en estrecha relación con las historias de superación. Se manifestan en la capacidad de dirigir y manejar las emociones de manera eficaz, evitando respuestas poco adecuadas. Supondría la autopercepción del estado afectivo con el plus de que se da sin dejarse arrollar por él. Es éste último aspecto que quizás podamos notar como una mejoría en nuestra selección actual, donde además de brindar grandes demostraciones de buen juego y resultados, marcamos una diferencia, como ocurrió durante el partido frente a Italia, donde funcionamos nosotros como «Europeos» y ellos como «Latinoaméricanos», ya que nos brindaron un juego aguerrido, con faltas y jugadas peligrosas.

A esta altura se estarán preguntando ¿donde juegan los aspectos sociales y culturales en el fútbol?, y considero que es allí, donde lo que les voy a contar se parece más a un secreto a voces que a “una pregunta científica”.

Brunner es un autor muy vinculado al área educacional, considera que el conocimiento y la comunicación tendrían una alta interdependencia por naturaleza. La cultura suministraría las herramientas e instrumentos para organizar y comprender nuestros mundos compartibles en formas comunicables, siendo una de esas herramientas los valores, que comparten y reflejan entre sí los jugadores con el resto de su Nación. Es aqui dónde no me deja de sorprender esta selección, sabiendo que hay un Maestro detrás de la educación de su equipo, más allá aún de sus figuras tácticas, entrenamiento, preparación física y aspectos meramente motivacionales.

Lo valores se conceptualizan en Psicología como metas motivacionales, que funcionarían a modo de guía de nuestros comportamientos en una cultura dada. Inglehart & Hofstede son dos investigadores que generaron grandes aportes en el área de los valores transculturales, con una muestra que abarca miles de personas de diversos puntos del planeta. El Colectivismo sería uno de ellos, mayoritariamente presente en América Latina, África y Japón, el cual se asociaría a una mayor cohesión, dependencia de las personas en relación a los grupos, dentro de los cuales tendrían protección, con sentimientos de lealtad y pertenencia para con los mismos. Desde el punto de vista de la acción, las culturas colectivistas se orientarían hacia la cooperación y la búsqueda de trabajo en equipo, así como se caracterizaría por una mayor proximidad física y gestualidad o lenguaje no verbal, en comparación con las culturas europeas y norteamericanas más individualistas.

Repensando todo este complejo contenido teórico es cuando podemos imaginar la compleja influencia de todos aquellos aspectos sociales y culturales presentes en el grupo, los cuales también entran al campo de juego, especialmente durante campeonatos de larga convivencia como pueden ser la Copa América y los Mundiales.

Por esto y otros tantos motivos es que la historia, la genética, lo temperamental, lo cognitivo, lo socioafectivo y lo cultural formarían parte de ese plus incomprensible para propios y extraños, ese que a lo largo de los años y en momentos difíciles, nos ha permitido, a pesar de todo, continuar construyendo toda nuestra Mística y Hazañas.

Juan Luis López
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