Formando en igualdad

Formando en igualdad
Foto: Flavio Takemoto

Por Beatriz Torres

El proceso de educación es responsabilidad tanto de las familias como de las escuelas. En la actualidad conceptos tales como educar en valores o en igualdad están muy presentes en la educación formal.

Sin embargo, poner en práctica este tipo de educación es difícil, pues los alumnos además de recibir una educación dentro del ámbito escolar también la reciben fuera de él.

Pudiendo incidir en los primeros espacios de socialización de los niños estaremos en mejores condiciones de modificar pautas de comportamiento basadas en la idea de inferioridad o de superioridad de alguno de los sexos y en la atribución de papeles estereotipados tanto a la mujer como al hombre.

Contrario a lo que piensan muchas personas, la igualdad no es la eliminación de las diferencias sino la ausencia de discriminación por la existencia de esas diferencias. Durante nuestra vida, aprendemos a comportarnos con las demás personas.

Repetimos conductas que aceptamos como válidas, porque así nos las enseñan desde la infancia, aunque muchas de ellas se basen en prejuicios y provoquen la indefensión de quienes se muestran diferentes.

Si creamos oportunidades de igualdad, avanzaremos en una sociedad más igualitaria y contribuiremos a erradicar la violencia.

El respeto a los demás y a uno mismo trasladado a todas las áreas de relacionamiento humano, es la base sobre la que se asienta cualquier acción de este tipo.

 

 

A continuación, algunas pautas de lo que podemos hacer:

  • Potenciar el auto reconocimiento positivo en el niño, para alcanzar un buen grado de autoestima en el futuro.
  • Promover el trabajo en equipo, estableciendo las funciones de cada miembro del grupo alternando labores entre niñas y niños.
  • Evitar elegir juguetes y actividades para nuestros hijos según su sexo: los chicos al fútbol o al rugby, las niñas al hockey o a mamás y papás… Tratemos que sean ellos los que decidan a qué les gusta jugar.
  • Trabajar con el lenguaje, evitando discriminación por razón de sexo (por ejemplo: “los niños no lloran”, “decile a tu mamá que te lo lave”).
  • Explicar las diferencias físicas entre niños y niñas porque es necesario conocerlas para poder eliminar estereotipos.
  • Enseñar a los niños que aunque enojarse no es negativo, tener una reacción violenta sí lo es; mostrarles que existen otras vías posibles de reacción (diálogo, relajación, reflexión, toma de conciencia, etc.). En definitiva, enseñarles a controlar sus reacciones.
  • Repartir equitativamente las tareas de la casa.
  • Leer libros sobre la igualdad (menos de princesas y príncipes).
  • Fomentar el respeto así como el aprecio a las libertades y diferencias individuales y colectivas dentro de los principios democráticos de convivencia.

Hace algunos años que las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos y deberes ante la ley, pero en la realidad todo es bien distinto; para llegar a una situación más equitativa falta un largo trecho y en esto, como en tantos otros ámbitos de la vida, la educación juega un rol fundamental.

Esperamos que reflexiones como éstas ayuden a acortar las distancias.

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Fuente: Torres, B. (2011). Formando en igualdad. Recuperado desde http://www.tateti.com.uy/articulos/articulos_masinfo.php?id=348&secc=articulos&cr=&path=0.489.490

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