Entre luces y sombras: 25 watts

25 watts
«25 Watts» (2001)

Por Javier Grotiuz

Se cumplieron doce años de la película 25 watts, considerada por la crítica especializada como representativa de su género, retratando la cotidianeidad y las actividades de un grupo de amigos adolescentes de clase media (generación X), cuando aún no existía la masificación de las redes sociales e Internet (generación Y o Milenio).

La película comienza con tres jóvenes caminando por la calle (casi arrastrándose) a la vuelta de la salida nocturna, un sábado a las 7:15 de la mañana.

Yo sé que todo el mundo envejece, Yo sé que el tiempo pasa sin parar… ♪ ♫

Veamos quienes son estos jóvenes y sus características principales:

Alejandro (“El leche”) Está preparando su último examen para recibirse de bachiller y enamorado de su profesora particular de italiano, amor imposible, quien se encuentra en idas y vueltas con su novio. Queda con su abuela al irse sus padres el fin de semana. Ella parece ser la compañía ideal para estos adolescentes, ya que esta media sorda y además, el poco tiempo que no está durmiendo, deambula como una zombi. A él parece no importarle nada de los demás, ni siquiera de los amigos, está obsesionado con Beatriz y no tiene lugar en su cabeza para nada más.

Javier, es el único que tiene trabajo, maneja un altoparlante de publicidad. Está en una relación encaminada al fracaso, sin pasión ni interés, si es que alguna vez existió. No quiere hacer nada, está pensando en dejar su trabajo y decir que va a entrar en la Universidad, aunque su fin no sea el de estudiar. De todos los personajes, es el que aparece como con menos voluntad, más depresivo y desganado al punto de no moverse para levantar el control remoto (que permanece varios días debajo de la cama) y pasar horas mirando programas aburridos que no le gustan. Es el que se encuentra en el peor momento de los tres, sin reacción, con muy poca energía y deseo que lo impulse. Solo quiere que las horas y los días pasen.

Sebastian (“El manteca”) aparece como el más callado y receptivo de los tres, de su familia solo tenemos el dato de que es hermano del “marmota” a través del encuentro con un conocido del hermano quien lo llama “marmota chico”. Le cuesta ponerle limite a los abusos y exabruptos a los cuales se ve sometido, no sólo por este conocido , sino también por parte de sus dos amigos. De los tres es el que plantea, al menos, cierta búsqueda experiencial de nuevas vivencias, aun a costa del descontrol.

…Yo sé que todo el mundo envejece, pero para mí esta es la primera vez… ♪ ♫

No aparecen proyectos ni ambiciones en ninguno de los tres, salvo por el hecho de que Alejandro aspira a conquistar a Beatriz, donde pasa las horas ideando la forma de invitarla a salir.

¿Cuáles son sus principales actividades recreativas en los tiempos de ocio? Juntarse a mirar cualquier programa de televisión, sin actitud selectiva, como el Show de Don francisco o las tandas publicitarias, sin voluntad expresa ni interés por nada en particular. Pareciera que todo les da lo mismo, como jugar al Pool, al flipper o a las maquinitas. Actividades típicas de la época y de esa generación. Tienen sus primeras experiencias fumando marihuana e incluso viendo alguna película porno, como en el caso de Sebastian, quien parece ser el más ingenuo de los tres.

Cualquier acción, por más mínima que sea, puede ser motivo de disputa o burla, aprovechando los puntos débiles del otro. En ese sentido hay un ida y vuelta permanente entre Alejandro y Javier, con Sebastian rezagado y contestando como puede. Típicos ejercicios de poder entre los jóvenes varones. Un claro ejemplo es el robo permanentemente y sin previo aviso del cigarro de las manos, para terminar fumándoselo en la cara del otro, acto que es permitido y que siempre encuentra su empate a posteriori con la misma acción pero en roles inversos.

 

 

Ir a comprar cerveza, o abrir la puerta son disputadas con “piedra, papel o tijera” o por una moneda echada a la suerte. Pueden demorar varios minutos en concretar la acción más mínima, y sin embargo, son capaces de pasar a la acción impulsiva en un segundo, como tocar los timbres de una casa u edificio y salir corriendo.

…Yo sé que todo el mundo envejece, Yo sé que todo esto es natural… ♪ ♫

Todas estas situaciones son bien ambientadas con música de fondo y en particular el tema “Yo se…” de Exilio Psíquico, quedando claro que lo “natural” del crecer no deja de ser problemático. Ellos saben, pero como buenos neuróticos no quieren saber sobre eso que les pasa.

Los tonos blanco, negro y gris terminan dándole el toque definitivo a la película, siguiendo la línea de los acontecimientos y la vida de sus protagonistas.

Aunque se presenten en forma abúlica, muchas situaciones no dejan de indicar la crisis por la cual están atravesando estos jóvenes. El impacto de aquello que les sucede es, sin lugar a dudas,  mayor a lo que se refleja en su actitud desentendida.

Parecen estar casi en shock por la entrada en una nueva etapa que les implica exigencias y responsabilidad, como es el pasaje a la universidad o el tener que trabajar. En este sentido, se los ve como jóvenes adultos que ya hubieran vivido demasiado, cuando en realidad es todo lo contrario. No se ve hambre de conocer, de vivir nuevas experiencias salvo a través de fumar marihuana; o de salir de ese circuito que los lleva hacia el mismo muro, en clara repetición de lo mismo, elemento no menor en este caso, ya que este grupo se siente seguro en lo ya conocido, y con un temor enorme de aquello por venir, con pocas posibilidades de pensar al respecto, y menos aún de reaccionar.

…Yo sé que todo el mundo envejece, pero para mí esta es la primera vez… ♪ ♫

Si hay algo que resalta en la película es la falta de voluntad predominante de estos jóvenes, en un estado cuasi depresivo, donde no se observan elementos placenteros o de disfrute, a pesar de las salidas nocturnas o actividades que realizan. Hay un distanciamiento defensivo de la realidad, pautado por cierta desafectivación de lo cotidiano; incluso entre ellos no se ven demostraciones de cariño, sino todo lo contrario. Se encuentran como congelados en el tiempo presente, el ayer ya fue, el mañana es incierto, lejano, conlleva responsabilidades y obligaciones. No saben qué hacer para salir del aburrimiento y del tedio, predominando un sentimiento de vacío en relación con el entorno, como si los estímulos no fuesen los suficientes para sacarlos de ese estado.

…Y si me voy olvidando no te olvides de avisar que si me estoy acostumbrando no te olvides de avisar que ya fui joven una vez y no soy más. ♪ ♫

Podemos apreciar la misma impronta depresiva que en la pelicula “Whiskey”, escrita por los mismos autores, donde se acentúa aún más la abulia y la depresión, con las dificultades de comunicación de los afectos;  en 25 Watts podemos ver a estos jóvenes en una vida rutinaria y circular, acentuada excelentemente por varios elementos de la película: el hámster y su rueda, el muro del encuentro, el auto que da vueltas con la misma publicidad una y otra vez, etc.

Los protagonistas trasmiten una sensación de que no pasa nada, porque la actitud de cada uno de ellos así lo muestra, pero en realidad suceden muchas cosas.

Se instala una dinámica de desafectivización, como si el deseo, las pulsiones y los afectos estuvieran en peligro, quebrándose la homeostasis psíquica, dando por resultado un bloqueo de lo pulsional, que en su máxima expresión llevaría a un verdadero estado de afánisis, o borramiento del sujeto deseante. Se los percibe como desvitalizados, afectado en sus actitudes posturales, cansados, arrastrando las piernas al caminar. Todo este cuadro es consecuente con las escasas posibilidades de disfrute y placer que puedan encontrar, no solo en sus actividades habituales, sino también en sus horas libres de ocio. Hasta la sexualidad aparece aislada de lo afectivo, como acto rutinario o mecánico pero sin deseo ni placer. [1]

Se produce un corto circuito entre el deseo, las pulsiones y los afectos, provocando un desenvestimiento libidinal en los objetos externos y el mundo definiendo la subjetividad de estos jóvenes que se encuentran entre luces y sombras con poca energía disponible, digamos que a 25 watts, hasta en tanto no resuelvan la conflictiva que les implica el envejecer.

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Referencias:

  1. “Acerca de «25 watts», o la circularidad en penumbras de la morosidad.” David Amorín Fontes. Revista Querencia. Nº 5, diciembre de 2002.

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Fuente: Grotiuz, J. (2011, febrero 11). Entre luces y sombras, a 25 watts. Embarcados. Recuperado a partir de http://embarcados.blogspot.com/2012/02/entre-luces-y-sombras-25-watts.html

Javier Grotiuz
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Comentarios

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  1. Andrea Coppola Zícari
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    Muy bueno Javier el artículo!!!! La película deja sus huellas en lo que son los principios de la producción cinematográfica uruguaya, en el marco de la formación educativa . Tengo entendido que con pocos recursos se logró el producto, con un gran alcance a nivel mundial logrando ser premiada en el exterior. Y también marcó los comienzos de Hendler. Y lo más importante reflejó para le época la particularidad de la cultura juvenil y su complejidad cuando no hay mucho para hacer…
    Lic. Ps. Andrea Coppola Zicari

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