Vidas al límite: la psicología detrás de Walter White

Vidas al límite: la psicología detrás de Walter White
«Breaking Bad» (2008)

Por Thomas Hills

Vince Gilligan, creador de la serie Breaking Bad, comentó que su objetivo con Walter White era convertir a un ciudadano promedio en Scarface, esto quiere decir, tomar a un individuo normal como usted -asumiendo que usted es normal- para darle el perfil de “bueno” y “malvado” a la vez.

¿Es eso posible? ¿Puede alguien convertirse en Walter White?

Me inclino a creer que la mayor parte de nosotros aún cree que podemos ser buenos o malos, pero nunca a la vez, nunca contenido en un único individuo;  este es un mito que se ha utilizado como marco en muchas otras series televisivas, como puede ser “Buffy la Cazavampiros”, donde lo “bueno” y lo “malo” reside siempre en individuos diferentes. Claramente, Walter White nos ha demostrado que esto no es así, y lo ha hecho sobre muy buenas razones, las cuales son ampliamente justificables desde la óptica de la psicología, razones que son observadas diariamente por profesionales en el área sobre sujetos en condiciones normales.

¿Cuáles son estas razones y porque se aplican a usted?

1) Cualquier persona puede convertirse en un asesino

David Buss escribió un libro llamado «El Asesino de al lado: ¿Por qué la mente está diseñada para matar?”. Uno de los puntos centrales de este libro afirma que, no sólo la mayoría de las individuos han considerado matar a alguien que conocen (más del 80% en ambos sexos) pero -si las condiciones externas son correctas-  muchos de nosotros efectivamente lo haría; las razones más comunes para ello son celos, rabia, defensa propia, avaricia, venganza, entre otros.

No hace falta ser un genio para observar que en las guerras se asesina gente, y no es necesario abrazar la locura para hacerlo. Cuando los límites de la moral se dibujan de manera diferente, una gran cantidad de personas pueden adquirir un comportamiento que de otro modo no podrían llevar adelante. Esto aplica desde un obrero hasta un Presidente: considere que el presidente de alguna potencia tal vez jamás evaluó la posibilidad de tomar una vida humana en sus manos, sin embargo lo han hecho, y lo seguirán haciendo. Por impensable que parezca, tal vez nosotros tomaríamos la misma decisión si nos encontraramos en ese lugar. Considere este paso uno muy importante para llegar a convertirse en Walter White.

2)  Sentirse una víctima te hacen más propensos a cometer un delito

Muchos estudios han demostrado que la desigualdad social eleva los índices de criminalidad: cuando dos individuos de niveles adquisitivos diferentes (muy bajo y muy alto) viven muy cerca uno del otro, hay leyes que se rompen, y la comparación de nivel social suele generar culpa. Estudios han revelado que un niño prefieren tener menos si eso permite evitar que otros tengan más, un claro ejemplo es darle a un niño a elegir entre 3 caramelos si su hermana tiene 4, contra tener 2 caramelos si su hermana tiene 1. Ese es el problema en casi cualquier situación, siempre hay alguien que está en mejor posición que uno. Si usted cree que es víctima de un trato injusto solo porque otras personas se encuentran en mejor posición, tal vez sea la segunda vía para convertirse en el malo de su historia.

Igualmente, hay mucho más que lo antes dicho. Se ha justificado el mal comportamiento de Walter a partir de la situación adversa en la cual el personaje vive: su cáncer, un trabajo humillante, su vida disfuncional, y su relación con sus compañeros de trabajo. Tal vez estas sean (o no) situaciones que han debido atravesar otros sujetos que no han cometido actos delictivos, igualmente ese no es el punto, el punto es lo que el sujeto cree, en este caso, lo que Walter cree, y justamente el cree que es una víctima desde el comienzo.

El problema de creer que no se tiene control sobre la vida de uno, o que se es una víctima, es lo que incrementa las posibilidades de realizar actos impensados. Estudios recientes han demostrado que la creencia de que uno es incapaz de controlar su propio destino, o de ejercer su libre albedrio, aumenta las chances de ser agresivo, de mentir, y negar asistencia a terceros.

 

 

3) Pensar que uno no tienes nada que perder

El problema con el pensamiento de que uno no tiene nada que perder nos lleva a tomar riesgos que de otra forma no tomaríamos. Esto a veces es denominado “sensibilidad al riesgo”, la cual básicamente dice que tiene sentido tomar riesgos cuando seguramente pierdas algo si no lo haces. Inclusive es aplicable a los deportes, al término de un partido de futbol, por ejemplo. Es parte de nuestro ADN. Puede observarse en animales que muchas veces modifican sus hábitos alimenticios, amplían los tiempos en los cuales no ingieren alimentos cuando, de otra forma, les sería insuficiente para sostener la vida;  se opta por ganancias pequeñas en lugar de un éxito incierto.

Esta lógica permite explicar, inclusive, lo que respecta a atentados terroristas suicidas. Estadísticamente, la mayoría de los terroristas suicidas son personas de sexo masculino, que no se han casado, y que provienen de familias numerosas. Ponga eso en un contexto donde hay un relacionamiento en base a la poligamia, con tasas de empleo bajas y donde la reproducción está ligada al ámbito económico; ahora compare eso con las teorías de la reencarnación, la evolución, las vírgenes, entre otros. Visto de esa forma, y aunque no lo recomiendo, tal vez convertirse en un mártir religioso no sea mala idea.

4) Fingir ser malo te puede llevar a serlo

¿Acaso pretender ser un despiadado vendedor de drogas te transforma en un despiadado vendedor de drogas? Hay muchas formas de demostrar que esta afirmación es correcta.

Obviamente es difícil recolectar información de quienes “pretenden ser despiadados traficantes de drogas”, sin embargo, hay muchos datos que pueden ayudarnos. Siguiendo un estudio realizado por Laird  en  1974, el cual aborda el tema de la depresión post-parto,  muchos individuos han investigado el efecto de la sonrisa «falsa”, la cual aparece con el fin de hacernos sentir más felices y generando grandes beneficios en quienes la reciben, incluso hasta beneficios cardíacos.

Similares efectos pueden observarse desde una óptica negativa. Un experimento llevado a cabo por la Universidad de Stanford dentro de una prisión, encontró que aquellas personas que pretenden ser guardias adquieren costumbres muy desagradables, más aún hacia los prisioneros de dicha prisión.

Otro caso de estudio son los individuos que juegan videojuegos violentos. En este caso, la evidencia es suficiente para explicar los tiroteos experimentados en EE.UU. Volviendo a 1995, cuando el enemigo en los videojuegos era representado con unos pocos pixeles, los jóvenes se volvían más agresivos hacia personas y objetos reales, siguiendo a esos juegos violentos que utilizaban para divertirse. Desde entonces,  muchos análisis han demostrado el efecto positivo de los juegos violentos sobre la agresión.

5) Equivocarnos puede llevarnos a tomar acciones impensadas

¿Las equivocaciones no deberían haberle dado a Walter White una lección? La respuesta es no.

El fracaso no es tan predecible. Los grandes errores son las cosas más difíciles de aprender para una persona, esto se debe a que es el momento donde nos sentimos más obligados a racionalizar. Algo recurrente al momento de tomar una decisión es mentirnos acerca de los costos que dicha decisión conlleva si fallamos, es cuando escuchamos frases al estilo “no podemos detenernos ahora, sería un gran desperdicio”;  un ejemplo claro son los gobiernos que continúan en una enfrentamiento bajo la premisa de “no dejemos que nuestros soldados hayan muerto en vano”. De hecho, estudios revelan que las empresas lo hacen diariamente a través de inversiones en líneas de productos que están fallando en el mercado. A nivel individual también tomamos este tipo de resoluciones, continuamos trabajando en una mala idea con la premisa de darle más tiempo para que se convierta en la “buena idea” que creemos que es.

Podríamos argumentar que después de que Walter tomara la decisión de cocinar metanfetaminas, el costo de fallar es perder todo su trabajo y no poder llevar su “carrera” al pico más alto. En varios episodios se ha hecho preguntas como ¿Por qué tanto trabajo ha dado tan poca ganancia? Para él, la solución clara es cocinar más metanfetaminas, matar a todos los que se crucen en el camino, etc. Este es un cuestionamiento que Walter se hace cada vez que pronuncia las palabras “esta es la última vez”.

Los costos que acarrea un fallo están involucrados en cada desafortunada actividad que llevamos a cabo, desde un matrimonio infeliz…  hasta la inevitable tentación de eliminar a testigos inocentes.

6)  El crimen tiene todos los condimentos para volverse una adicción

Las estadísticas sobre delincuencia sugieren eso, al menos en algunos aspectos. Un informe sobre criminales convictos realizado por la Oficina de Estadísticas de Justicia (Bureau of Justice Statistics o BJS por sus siglas en Ingles), el promedio de crímenes es  de 13 por convicto.

El crimen se parece, en muchos aspectos, a una enfermedad incurable con brotes ocasionales.  El informe de la BJS demuestra que el 67% de los reclusos observados que fueron puestos en libertad, volvieron a cometer un delito antes de los 3 años. La mayor tasa de arrestos es de aquellos que cometieron crimenes contra la propiedad privada, con una reincidencia del 70%, mientras que los homicidas fueron los que tuvieron la menor tasa, en el entorno del 40%.

Un breve respiro

Es bueno saber que las enfermedades terminales no convierten a las personas en criminales. He investigado y buscado evidencia que diga lo contrario, pero básicamente no he encontrado pruebas de ello. Los pacientes terminales tienen muchas razones para no salir y cometer crímenes, incluyendo el simple hecho de que tal vez no tengan ganas de hacerlo, o no lo sientan correcto.

Sin embargo, las otras razones antes mencionadas pueden dar grandes chances de llevar la vida de alguien a la ruina, sin que siquiera lo noten. No necesitas haber nacido “malo” para hacer cosas malas, es algo que simplemente se construye.

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Fuente: HIlls, T. (2013). The Psychology of Becoming Walter White. Psychology Today. Recuperado 29 de septiembre de 2013, a partir de http://www.psychologytoday.com/blog/statistical-life/201309/the-psychology-becoming-walter-white

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