El garrote de Mr. Trump: apuntes de comunicación

El garrote de Mr. Trump: apuntes de comunicación
Foto: ABC News

Por Gonzalo Thevenet

Si Donald Trump fuera un barrabrava, le saldría muy bien. Ni que hablar. Tiene mucha calidad para hablarle a su tribuna. No escatima en gestos para sus “hinchas”, es como cuando vas a ver a uno de tus espectáculos predilectos por sexta o séptima vez. Ya sabes lo que se viene, y si estás ahí, es porque te gusta.

La campaña de Trump acertó profundamente en eso: hablarle a su tribuna. No se preocupó demasiado por minorías, mujeres o representantes de Hollywoood, la propuesta no era para ellos, en vez de eso, “pulió” su acto, paradójicamente embruteciéndose y yéndose aún más a los extremos para decirle a sus votantes lo que querían oír. Eso, queridos lectores, es un ejemplo (raro), de comunicación efectiva.

Allí parte un error crucial de muchos analistas: creer que le estaba a hablando a todos cuando en realidad le estaba hablando a unos pocos. Aproximadamente un 19% de las 322 millones de personas en Estados Unidos votaron a Trump. Con eso le alcanzó para ganar. En una contienda electoral muy pareja contra Hillary Clinton, el magnate naranja consiguió la mayoría de los electores que le garantizaran la presidencia por cuatro años.

¿El peculiar sistema electoral de Estados Unidos benefició a Trump? No estoy seguro, pero claramente lo supo utilizar mejor que su rival: ganando en estados claves (por cantidad de electores), sin apartarse de su discurso, evitando lugares auditorios que sabía de antemano que no le reportarían grandes dividendos. Eso es comunicación efectiva básica: Trump dio su discurso donde estaba la hinchada, dijo lo que ellos querían oír de una manera en que todos lo entienden en forma rápida. Construyó su discurso para empatizar con sus posibles votantes, los motivó para concurrir a las urnas, detalle nada menor si se piensa que el día de las elecciones el 45% de los norteamericanos (descontentos, desinteresados, indocumentados) se quedó en sus casas. La patota conservadora se quedó con las elecciones por exceso de motivación. Ni el Bambino Veira lo haría mejor.

 

 

¿Dónde están las propuestas? ¿Dónde están las ideas? ¿Las propuestas de Trump eran lógicas/sólidas/coherentes? Todo lo que debería estar en primera plana no fue tenido en cuenta ni por la gente que fue a votar, ni por los candidatos con mayores posibilidades de imponerse en las elecciones. En ese escenario, lo que queda son las personas. La que genera mayor atracción gana. La gente votó más a las personas que a las ideas, creo que eso es una de las pocas cosas claras de unas elecciones que deberán seguir analizándose por largo tiempo.

Por momentos pareciera que Trump le estaba hablando a sus empleados/as. No es casualidad. Cuando pudo, trató de generar esa sensación de comunidad, de grupo selecto de ciudadanos norteamericanos preocupados por cómo van las cosas en el país, por los extranjeros (mexicanos o musulmanes, principalmente), por Obamacare y un montón de cosas más.

Como reflexión final, está claro que Trump no cumplió al pie de las letras del “manual de comunicación efectiva” por varias razones: excesiva confrontación con los otros, terminología y expresiones despectivas, dificultades para la escucha, etc. Simplemente, se limitó a tomar lo que podía encajar y dejar las otras cuestiones de lado. Con eso alcanzó.

Gonzalo Thevenet
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