Trastornos de ansiedad y tratamiento multifactorial

Trastornos de ansiedad y tratamiento multifactorial
Foto: Lena Povrzenic

Por Lorena Arias

La temática de la ansiedad es de las más prevalentes en nuestra cultura. Se encuentra presente en reuniones e instancias familiares, laborales, estudiantiles, de ocio y esparcimiento, presenciando diversos ámbitos de la vida cotidiana.

La mencionamos directamente expresando sentirnos ansiosos, estar nerviosos o encontrarnos expectantes ante la espera de una novedad o exigencia específica. Por medio de nuestros gestos y expresiones cuando caminamos apurados, miramos el reloj frecuentemente, tocamos la pantalla del celular a cada minuto para corroborar si nos entraron mensajes o correos. Podemos llegar a utilizar modismos tales como: «estoy a full», «ando al palo», «baja un cambio», «yendo como los bomberos». Surge también como herramienta motivadora de situaciones a resolver: que el salario alcance para pagar los gastos, rendir un examen, lograr los objetivos planteados en el trabajo o ganar una competencia deportiva.

Convivimos con ella de una forma adaptativa, respondiendo en un primer nivel a nuestro instinto de supervivencia. Desde un punto de vista evolutivo, nuestro cuerpo nace con la información necesaria y suficiente para responder ante un hecho o estímulo amenazante y protegerse del mismo. Esta respuesta tiene preponderantemente su manifestación fisiológica ante una señal de alerta y es lo más estrechamente vinculado a la sintomatología de un estado de estrés agudo o momentáneo. En un nivel más elevado podemos clasificar al miedo, el cual integra el espectro de respuesta a nivel corporal pero se le suma la capacidad para evitar ese estímulo o enfrentarlo. El tercer nivel, más complejo y específico de nuestra especie, es el de la ansiedad, ya que además de tener su expresión fisiológica, abarca el área cognitiva, emocional y conductual. Cuando nos situamos en un estado de ansiedad somos capaces de discriminar las distintas posibilidades, tomar decisiones seleccionando una de ellas y desarrollar las acciones correspondientes para resolver la situación estímulo. Lo podemos llegar a ver como un factor motivacional, ya que es una forma de obtener la respuesta más adecuada para alcanzar resultados.

Hay situaciones, estados de ánimo y sucesos de la vida que no son resueltos o enfrentados por algunas personas porque su tolerancia a la incertidumbre ha disminuido notablemente. Los pensamientos del sujeto se plasman en resolver y crear un plan factible que supere las situaciones amenazantes. La preocupación comienza a ser la protagonista, ya que es buena porque afronta la amenaza, evita decepciones procurando la mejor solución y ayuda a proteger a quienes queremos de estas situaciones desagradables.

Como consecuencia surge la evitación de la o las situaciones amenazantes, generando un impacto en el repertorio conductual del sujeto. El propio malestar que provocan los síntomas fisiológicos – mareos, náuseas, taquicardias, cefaleas, dificultad para respirar- y los pensamientos catastróficos, llevan a que la persona eluda por completo estas situaciones. Esta evitación impacta en la limitación de su vida reduciendo su capacidad de concentración y memoria, dejando de lado actividades sociales, compromisos laborales o de estudio y hasta no hacer uso de medios de transporte o incluso no salir de su casa. Se aferra a lo conocido y a lo que presupone que no le genera incertidumbre.

 

 

Son estos los indicadores que prioritariamente conforman lo que se denomina ansiedad patológica. La ansiedad deja de ser el motor de protección y resolución, y pasa a ser un espiral creciente de creencias que se asientan en el sesgo transicional con la interrogante ¿Y si…..?

La ansiedad patológica es el síntoma común de los trastornos de ansiedad. En términos generales este trastorno se presenta cuando persiste una alteración y desequilibrio en la ansiedad adaptativa, perturbando las intenciones y conducta del sujeto. De acuerdo a la influencia de diferentes factores genéticos, situaciones traumáticas, crianza y educación, situaciones estresantes del presente y personalidad del sujeto, este trastorno tomará diferentes formas y características, dando lugar a la siguiente clasificación: trastorno de pánico, agorafobia, fobia social, fobias específicas, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno inducido por una enfermedad médica, trastorno inducido por consumo de sustancias psicoactivas, entre otros.

Cuando la persona tiene un trastorno de ansiedad, suele priorizar el malestar físico, por lo que en una primera instancia recurre al tratamiento farmacológico exclusivamente, sin lograr, por lo general, modificar otros síntomas y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, nos encontramos ante una persona con un trastorno que tiene causas multifactoriales, por lo tanto el tratamiento multifactorial se hace necesario para que contemple según el cuadro específico, los lineamientos acordes a mejorar las conductas adaptativas de la persona. Llevar a cabo este proceso no implica excluir el tratamiento farmacológico, ese aspecto se evalúa según cada caso puntual.

Desde esta perspectiva, se apunta a que la persona se informe y comprenda qué le está pasando, que resignifique sus creencias y pensamientos acerca del objeto o situación temida, que aprenda a percibir y controlar los síntomas corporales, que se exponga gradualmente a lo que le resulta amenazante comprobando resultados exitosos y que poco a poco vaya reforzando sus habilidades conductuales funcionales.

La terapia psicológica es un gran desafío para un paciente con un trastorno de ansiedad; muchas veces vienen inhabilitados, se sienten paralizados al punto de llegar a decir “es como tener un alien en mi estómago”. Ese “alien” es la preocupación por la preocupación que no da lugar a la ocupación que disminuye los niveles de ansiedad y entonces el “alien” crece… es el reto de nuevos aprendizajes y el de reconocerse como una persona capaz de modelar esa ansiedad y hacerla funcionar como motor efectivo de la voluntad. Pero para ello hay que tomar mucho contacto con la autovaloración y con las propias habilidades. Por eso puede sonar menos complejo el hecho de tomar un medicamento.

La importancia de realizar un abordaje multifactorial a una persona con este tipo de trastorno radica en apoyarlo para que despliegue la creatividad de sus recursos, en reforzar su receptividad al tratamiento y sus logros, así se previenen posibles recaídas. Estos caminos son los medulares para que el sujeto mejore su calidad de vida y la terapia cumpla su objetivo.

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Bibliografía:

  • Dr. José García Higuera –“ Ansiedad Generalizada “
  • Enzo Cascardo & Pablo Resnik . “100 Preguntas, 101 Respuestas sobre Ansiedad, Estrés, Pánico y Fobias”

Lorena Arias

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