Tránsito a la vida independiente en personas portadoras de Síndrome de Down

Tránsito a la vida independiente en personas portadoras de Síndrome de Down
Foto: Ivan Prole

Por Belkis Gregorio Fariña

El 21 de marzo fue el «Día Mundial del Síndrome de Down». El lema 2015: ”Mis oportunidades, mis opciones. Disfrutar de plena igualdad de derechos y el papel de las familias”.

A partir del lema del presente año, pensamos en la importancia, que se viene generando (cada vez, más con mayor intensidad), en la toma de conciencia de preparar a esta población para la “vida independiente” y por lo tanto para el “mundo del trabajo”.

Se debe “andamiar” lo más tempranamente posible en camino hacia una vida de calidad. Preparación que no difiere de la de cualquier otra persona. La misma debe iniciarse desde las edades más tempranas, focalizándose en determinar desde ellas, los niveles de apoyo y los recursos que cada uno requiere. Se ha de tener presente “que los apoyos” (Verdugo Alonso, Miguel. Publicaciones del Inicio. Salamanca 2003), así como los recursos, no se conviertan en una definición de la persona. Se han de considerar las condiciones individuales, así como sus intereses y sus fortalezas.

La preparación para el trabajo, para la futura inserción laboral, debe ser pensada una respuesta de continuidad educativa. Los avances en las ayudas técnicas, la accesibilidad a las mismas, dan respuestas a las necesidades de las personas con barreras para su aprendizaje y la participación, posean o no discapacidad. El proceso de inclusión está fundamentado en una visión y misión de “justicia social”, una cuestión de derechos. Está basado en elementos de igualdad, y de equidad.

No existe déficit limitante, es necesario proporcionar opciones diferentes, no sólo para que pueda optar, también para dar respuesta a sus capacidades y preferencias.

En esta etapa resulta fundamentar el poder interactuar con pares en ambientes educativos flexibles, que tenga presente los diferentes estilos de aprendizaje por lo que se deben implementar propuestas variadas, con evaluaciones que permitan establecer avances, así como plantear y considerar nuevos desafíos.

Preparación que debe involucrar un trabajo paralelo de acompañamiento necesario para con la familia y/o adultos responsables. Para ellos implica la necesidad de una apoyatura en lo que hace a la separación-individualización; a la eliminación progresiva de sobreprotección, la misma entendida como “cuidado” “tutela”; la evitación de situaciones que se les dificulte resolver por sí mismos o dar respuestas en función de sus tiempos y no en los que suponemos deben brindarlos.

En la formación ocupacional, los alumnos/as aprenden haciendo, abordando situaciones problema a las que deben dar solución buscando información, vinculando con sus conocimientos previos, experimentando para lograrlo, controlando la calidad, aplicando normas de seguridad, cuidando su cuerpo. De esta forma se tiende a cubrir la brecha existente entre lo puramente académico y las realizaciones concretas. El enfoque teórico se proporciona paralelamente a la ejecución.

“Una iniciación a la tecnología, debe ser un componente esencial de la educación general, sin el cual esta educación es incompleta. La comprensión de las facetas tecnológicas de la cultura de hoy y una apreciación del trabajo que requiere habilidades prácticas deben ser parte de esa educación general. Esta iniciación debe ser una preocupación en los procesos de cambio educativo con miras a una mayor democratización de la educación”. (Conferencia General de UNESCO de 1974 en su párrafo 19 ítem IV).

 

 

Las actividades de formación ocupacional:

  • Brindan la oportunidad de despertar una vocación para continuar sus estudios.
  • Proporciona herramientas para enfrentarse al mundo laboral.
  • Logra aprendizajes de calidad integrando el concepto técnico tecnológico (necesarios en el mundo actual) al servicio de modificar situaciones problemas.
  • Desarrollan practicas de aprendizaje con una metodología que induzca al “saber hacer” (habilidades) generando conocimientos (saber), actitudes procedimientos. La actividad práctica estimula debido a que lo logrado motiva como punto de partida para nuevos conocimientos.
  • Hacen del taller un espacio pedagógico donde cada estudiante sea parte activa y le permita controlar su propio proceso en función de sus habilidades, sus destrezas y las competencias adquiridas.
  • Desarrolla una actitud responsable en el manejo y cuidado de herramientas, materiales y maquinarias.
  • Desarrolla trabajos técnicos, desarrollando lo artesanal, la creatividad, apuntando a la innovación.
  • Promueve y mejora la autoestima, además del espíritu cooperativo y de grupo.
  • Permite formar en aspectos motrices básicos, contribuyendo a corregir operaciones que se realizan mecánicamente sin la reflexión correspondiente.

A lo largo de su formación en este trayecto educativo deberá:

  • Incrementa su cultura general e integral que lo/a habilite a participar en la sociedad democrática como un ciudadano con competencias y habilidades para la vida. Que incluya los conocimientos necesarios desde “saber para hacer” y el “hacer para saber” y el desarrollo de habilidades, capacidades y conocimientos teórico – práctico. Para el logro de este aspecto, resulta fundamental el poder efectuar prácticas o pasantías en lugares adecuados. Por ello el apoyo de empresas y empresarios es fundamental.
  • Comprender la importancia de la ciencia, la tecnología y la técnica en nuestra sociedad actual y futura y su relación con el mundo del trabajo. La formación de jóvenes con discapacidad dejó de ser una tarea que apunte a lo recreativo, a lo rutinario, lo memorístico, al entretenimiento.
  • Optar hacia el campo laboral, como decisión que lleve a la vida interdependiente, a la auto-valía. Este camino en un principio ha de ser tutelado, tutela que paulatinamente se va espaciando
  • Elegir su continuidad educativa en niveles superiores, desde una visión y experiencia propia, vinculada a su contexto, local y/o regional .

Sabemos que no es un camino fácil, pero es el camino adecuado cuando no nos posicionamos desde una “cultura del déficit, dónde los estudiantes son etiquetados, dónde es visto como un ser débil, dónde se valora la filosofía de “benevolencia” y donde estereotipamos al estudiante con posturas rígidas de enseñanza y aprendizaje” (6° Congreso Internacional de Discapacidad. Medellín, 2012).

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Bibliografía:

  • Serie aportes para la universalización del Ciclo Básico. El espacio de coordinación. Apuntes para el mejoramiento curricular del Plan 1996 del Ciclo Básico de Educación Media. Cuaderno de trabajo N° I Mayo 2003 ANEP-C.E.T.P.-UTU Presupuesto 05-09.
  • CINTERFOR, Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad, Montevideo, 1997.
  • OIT, Adaptación de empleo para los inválidos. Ginebra 1976.
  • Conferencia General de UNESCO de 1974 Coordinación I Documento.
  • 6° Congreso Internacional de Discapacidad. Medellín-Colombia, 26, 27 y 28 de setiembre de 2012.

Belkis Gregorio Fariña
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