La risa en la psicoterapia

La risa en la psicoterapia
Foto: Giulia Marotta

Por Andrés Buschiazzo

Los grupos terapéuticos de risa (GTR) surgen con parte de las técnicas desarrolladas por la Psicología Individual Comparada de Alfred Adler. Adler como terapeuta trabajó en conjunto a Sigmund Freud a comienzos del siglo XX y en 1911 se produjo la separación.

Adler fundó la Psicología Individual Comparada (que por estas latitudes preferimos hablar de Psicología Adleriana, porque el término «individual» se presta a interpretaciones poco felices. Adler utilizó el vocablo individual que deriva del latín «individum» = indiviso, aquello que no se pude dividir. El hombre, desde el marco teorético adleriano, siempre se lo estudia en relación con el contexto. Ortega y Gasset afirma «yo soy yo y mi circunstancia”, de modo que decimos que es la primera psicología social. Es comparada porque siempre tenemos en cuenta otras teorías para no caer en posturas dogmáticas. Adler gustaba decir: “daremos la bienvenida a cualquier comparación, porque somos tolerantes: Hay que estudiar otras teorías y otros puntos de vista, para poner todo en comparación con mucho cuidado y no ciegamente a una ‘autoridad’, ni a mí”.

Características de la psicoterapia adleriana:

  • Es una terapia basada en soluciones y no en problemas. Pone al acento en las capacidades y no en las dificultades si bien están presentes en la mente del terapeuta para ser corregidas por el sujeto una vez que ha identificado sus recursos internos y externos.
  • Pionera en el surgimiento de la psicoterapia breve o counselling y en la promoción de salud y prevención de potenciales conflictos intra e interpsíquicos a través de la psicagogía adleriana o pisco-educación (“parenting”).
  • El uso del humor y la risa son herramientas que los adlerianos han tomado para el trabajo con sus pacientes, siguiendo el postulado “la persona que asiste a psicoterapia debe irse mejor de lo que llegó”.

Además, un terapeuta adleriano tiene presente la advertencia de Adler : “trabajar ‘como si’ (Vaihinger) cada sesión fuera la última”. Nadie puede garantizar la adherencia al tratamiento, por tanto el consultante siempre se tiene que llevar algo “novedoso” del encuentro y esta es la responsabilidad del psicoterapeuta. La duración y éxito terapéutico dependerá de la colaboración del paciente. Sin ella, no hay resultados posibles.

Grupos terapéuticos de risa en Uruguay (GTR)

El 2008 por invitación del Centro de Estudios Adlerianos y la colaboración de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República recibimos al Dr. Michael Titze, quien dio una conferencia en el aula magna de esa institución, intitulada: «Gelotofobia (miedo a reír y al ridículo). Resultados de una investigación sobre las causas del complejo de inferioridad”.

A partir del año 2011 el Centro de Estudios Aderianos diseñó un programa social, ad honorem, para experimentar la risa compartida en distintos ámbitos comunitarios:

  1. Centro de Colaboración con el Adulto Mayor
  2. Universidad de la Tercera Edad
  3. Embajada de Alemana
  4. Hogar Sacerdotal del Clero
  5. Congregación Evangélica Alemana de Montevideo
  6. Iglesia Metodista
  7. Diversas escuelas y colegios del país
  8. Scout Coronel Benito Meana – Buenos Aires

Preguntas frecuentes

¿Cómo es la mecánica de estos grupos?

Lejos de ser mecánica es dinámica. Consta de ejercicios psico-físicos preestablecidos para concluir en una risa calurosa y de efecto contagiosa.

Esta técnica ha sido desarrollada desde 2010 en Uruguay como complemento (y no como sustituto) de la psicoterapia individual con resultados significativos.

Los GTR excluyen las presentaciones para evitar re-traumatizar; los integrantes no van a contar su conflictiva: van a reír. Las sesiones son semanales y duran entre 10 y 20 minutos. El coordinador indica ejercicios fisiológicos y psicológicos para animar a reír libremente. Las primeras risas son forzadas, luego se genera un efecto-contagio, y a posteriori, son naturales.

El fundamento científico de los GTRs está en las neurociencias. El cerebro no discrimina lo real de lo imaginado. Si una persona no tiene deseos de reír, pero lo hace, el organismo reacciona cambiando el estado anímico.

Al alterar las percepciones es posible cambiar las emociones, acorde con W. James: “No lloramos porque estamos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos”. (Damasio, 2005).

Ver video “La psicología de la risa” haciendo clic aquí.

 

 

¿Realmente terminan a las carcajadas?

Si, aunque hay casos en que la dificultad es mayor. Pero en la mayoría de las situaciones ese es el objetivo y a él se arriba, en la generalidad de las situaciones.

¿Qué es la gelotofobia?

En un trastorno psicopatológico cuya etiología reside en un complejo de inferioridad. Este concepto está vinculado con la vergüenza, dado que es una expresión de inseguridad, duda de si mismo a la que Pierre Janet denominó «sentimiento de incompletud» que más tarde Adler lo bautizó «complejo de inferioridad. Lo que subyace en la gelotofobia es un sentimiento de inferioridad exacerbado que obstaculiza el desarrollo en las 4 grandes tareas propuestas por Adler (amor, contacto social, trabajo, arte, y una quinta, espiritualidad o la filosofía de los valores – axiología-).

¿Cuáles son los beneficios psicológicos de reír?

En mejorar el estado de ánimo, incrementar la autoestima y mejorar las relaciones inter-personales. Si hubiera que precisar las patologías sobre las que más influye los grupos terapéuticos de risa, debemos señalar: (a) las crisis de pánico, (b) estrés postraumático. En suma, para decirlo en términos prosaicos, disminuye la timidez y la vergüenza a exponerse en situaciones públicas.

Y , ¿cuáles son los beneficios fisiológicos de reír?

Fortalece el sistema inmunológico. Cuando reímos secretamos endorfinas, un analgésico. Aumenta la producción de serotonina, antidepresivo natural. Disminuye el cortisol, hormona causante del estrés.

¿Qué sucede cuando profesionales recomiendas a sus pacientes concurrir a espectáculos humorísticos?

Son interesantes pero el resultado se acota a un par de horas después de vista la comedia para luego desaparecer el efecto y volver al estado anterior de ánimo. Asimismo, se conocen casos clínicos de pacientes que se quejan de la escasez de películas cómicas frente a las dramáticas. Frecuentemente son casos de distimia (mal humor) que afecta particularmente a los docentes.

¿La alegría pude llegar a ser un efecto placebo?

La alegría nunca puede ser un placebo porque no se puede impostar, es un estado de ánimo con raíces profundas y congruencia con el contexto. Lo dicho anteriormente pude aplicarse a un estado eufórico provocado artificialmente como el que realiza un payaso.

¿Hay algunas personas que no deberían participar de estos grupos por estar recién operadas o padecer problemas respiratorios?

En caso de duda, se consulta al médico general, quien realiza un exhaustivo estudio del problemáticas cardíacas, de intervenciones quirúrgicas recientes, etc.

 

 

¿Sería adecuado los GTR para paciente con patologías crónicas, como es el cáncer?

Depende del estado anímico del paciente y siempre hay que respetar su deseo.

Así como los demás harán un duelo por la muerte ajena, cada uno hace el duelo por la propia muerte. Fue Homero el primero que se dio cuenta que se llora la propia muerte y a eso hay derecho. Eso es agonía, que en griego significa lucha.

Los cuidados paliativos y la tanatología, a veces, son tareas que la pueden realizar mejor curas y pastores. Lo que sirve es que se le encuentre un sentido a la vida y a la muerte a través de una religión o una filosofía. Ambas situaciones son siempre espinosas.

¿Por qué las actividades de grupos de risa tiene una amplia convocatoria?

Una de las respuestas posibles es la que encontramos en Anais Nin en el Diario I (1931 – 1934) en relación a la falta de sentido de pertenencia a la sociedad actual. A propósito, Antonin Artaud explica el lugar que ocupa la creación, el arte y el teatro en el imaginario social, como una herramienta fundamental para la liberación y unificación humana. Y ahí, tiene un papel principal la comprensión humana en términos de Dilthey, que es conseguir, según Sabato, “la unidad dentro de la diversidad”, y en clave adleriana el “sentimiento de comunidad” (“Gemeinschaftsgefühl”).

La autora de marra señala: «estuvo hablando de los antiguos rituales de la sangre. La fuerza del contagio. Las religiones antiguas sabían cómo organizar ritos que volvían contagiosos el éxtasis y la fe. El poder de los ritos se ha perdido. El quiere darle eso al teatro. Hoy no hay nadie capaz de compartir un sentimiento con nadie. Y Antonin Artaud quiere que el teatro lo consiga, que sea el centro, un rito que nos despierte a todos, quiere gritar para que la gente vuelva a sentir fervor, éxtasis. Sin hablar. Sin análisis. Contagio mediante la representación de estados extáticos. En vez de un escenario objetivo, un ritual en medio del público» (1981: 236).

Es pertinente rescatar la idea de que el uso del humor y la risa no son nuevos sino conforman una práctica social milenaria. Antes que nadie hablara del yoga de risa y otras prácticas sincréticas R. Tagore desde el seno del hinduismo nos legó estos versos en bengalí y en inglés: «Arranques de alegría. Dejad que todos los arranques de alegría se confunda en mi último canto; la alegría que hace que sobre la tierra ondee el desenfrenado exceso de la yerba; que hace sentar juntas a las dos hermanas: la vida y la muerte, que danzan en el vasto mundo. La alegría que se desliza con la tormenta o sacude y despierta la vida con una carcajada; que deposita sus lágrimas sobre el loto rojo florecido de pena; la alegría, en fin, que todo lo arroja al polvo y no sabe ni una sola palabra» (Gitanjali, 1947: 166).

Andrés Buschiazzo
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