El listo Han y la viveza criolla

El listo Han y la viveza criolla
Foto: Reflexiones Marginales

Por Mauro J. Frascheri

Históricamente la intelectualidad uruguaya se nutre de teorías, conceptos, herramientas y sistemas de pensamiento extranjeros. Trasladados a nuestra sociedad en ocasiones se muestran ineficaces, como mencionaba el profesor Juan Carlos Carrasco, por cuestiones relacionadas a la propia idiosincrasia y estructura de la sociedad que nos rodea y por el hecho de aplicarlos sin la mínima reflexión sobre su uso y posibilidades.

Para reflexionar sobre estas cuestiones, es que se plantean algunas de las principales ideas del filósofo y profesor de nacionalidad surcoreana Byung-Chul Han.

La bibliografía del autor es numerosa y desde 1994, año en que publica su tesis sobre Martin Heidegger no se detuvo, y con ideas que conectan los temas presentes en la misma. Aquí solo se tocarán aquellas que atendiendo al contexto histórico, político, social y económico actual de nuestro país y/o región puedan resultar relevantes.

En vista de que su pensamiento tiene una creciente cantidad de difusores y sus obras comienzan a aparecer en lugares a lo que no accedía hace unos años es que se crea esta suerte de introducción a las principales ideas del filósofo.

Ideas como la depresión, uno de los males reinantes en la sociedad de rendimiento actual, que generando constantes nuevos modos de subjetivación nos priva de la mirada interior, de la “vita contemplativa” y en combinación con el fenómeno creciente de la sociedad positiva busca la uniformidad del ser, la transparencia y de esta forma comercialización de todo lo que nos rodea, incluidos nosotros mismos.

Sociedades de rendimiento y depresión

Son temas recurrentes en Han, dos ideas que se interrelacionan muy íntimamente y al mismo tiempo nuclean otra serie de pensamientos del autor, presentan interesantes aportes para la discusión de la problemática del suicidio, tema del cual se habla muy poco y que presenta cifras cada vez mayores en los informes realizados en nuestro país[1].

Siguiendo a Han puede rastrearse el origen de la sociedad de rendimiento como una forma evolucionada y perfeccionada de aquellos “modos de sociedad” que nombraban antes Michel Foucault y Gilles Deleuze, es decir, la sociedad disciplinaria y la sociedad de control. Observando que los sujetos de la actualidad ya no se corresponden con aquellos planteados por los antes mencionados, Han afirma que en busca mejorar la productividad se promueve en los sujetos la fórmula de rendimiento en la que uno es su propio jefe al tiempo que su propio empleado, su propio líder al tiempo que su propio esclavo y como tal ejerce sobre sí mismo una situación de exigencia tal, que es descrita como auto-explotación.

Todas las épocas, dice Han, tienen una enfermedad emblemática y en el caso de la nuestra son las de tipo neuronal. Las principales son la depresión, los trastornos por déficit de atención y los síndromes de desgaste ocupacional. Este es un hecho que se comprueba hoy más que nunca en los considerables aumentos decasos de depresión [2] y también mantiene relación con los de suicidio. En el caso específico de la depresión, el pensador sostiene que, por sus características, la sociedad del rendimiento genera sujetos fracasados o deprimidos, es decir que para pensar las causas de la depresión debe mirarse dentro del sistema actual y buscar allí los aspectos que favorecen su aparición.

La falta de un otro que nos someta y la difundida consideración de la libertad propia tienen como resultado un aumento en los niveles de rendimiento, exigencia, producción y trabajo. Ya no hay alguien que nos domine, o mejor dicho, lo hacemos nosotros por nuestra propia cuenta, y al hacerlo consideramos que es nuestra libertad la que ejercemos. Sin embargo, cuando de repente decidimos que queremos parar, ya no es posible, y de hecho, ya ni siquiera nos lo planteamos y mucho menos lo decidimos. Resulta que las causas de la libertad se convirtieron en las de la obligación, en un punto paradojal donde coacción y libertad se unen el sujeto experimenta la enfermedad psíquica debido a la paradoja de vivir esa libertad.

La frustración, el agotamiento, el exceso de presión, todos aspectos naturalizados en la vida cotidiana, los asumimos parte de las nuevas formas de vivir en un mundo que avanza constantemente, más sin embargo son, junto con otros como la híper-estimulación, la sensación de fracaso, de hartazgo o de imposibilidad de acción, aspectos que generan en la psiquis del sujeto la necesidad ya no de decir basta, sino de gritarlo, con su correspondiente, por lo general negativo, resultado para la salud emocional, física y por supuesto mental de la persona.

Es necesaria una vuelta a la contemplación, mirar dentro de nosotros para ver hacia donde estamos yendo, para aprender que o quien nos mueve, y porque no podemos detenernos. Desarrollar una nueva forma de mirar, una “pedagogía del mirar”, en la cual podamos combinar el autoconocimiento con la capacidad de anteponer un No, siempre necesario frente a los impulsos de la potencia positiva que nos impulsa a reaccionar inmediatamente, con la acción constante sin reflexión, consideración ni contemplación.

Sujetos con un mayor conocimiento de sí mismos, con la verdadera libertad de elegir un No, y no sólo entre tonalidades de Si´s, que sepamos reflexionar sobre nuestra situación, que encontremos la forma de alejarnos de la sobre-estimulación. Seremos entonces aquellos que podamos lidiar de una manera mucho más efectiva con los embates producidos por las constantes y cambiantes nuevas formas de explotación y cansancio.

 

 

Medios digitales, pérdida de lo valores e involución

Nuestra sociedad atraviesa otra situación que, si bien yo no llamaría problemática actualmente, al menos en comparación a otras de un carácter más urgente, sería bueno que se llamara la atención sobre ella. Hablo aquí, siguiendo a Han, de la shitstorm, la creciente pérdida del respeto, la indignación pasajera pero constante y los considerables aumentos de violencia manifestada a través de las redes, que al mismo tiempo aíslan a los individuos y generan, la necesidad de crear espacios virtuales, digitales o hasta imaginarios donde solo habitan aquellos que comparten un pensamiento común.

Sin duda muy peligrosa sería para la sociedad futura está expulsión de lo distinto.

Han afirma que el respeto va unido al nombre, donde hay anonimato el respeto desaparece. Donde esto ocurre el conflicto se abre paso y se torna imposible la acción común, como bien dice el filósofo al destacar que la comunidad virtual carece de la posibilidad de un “nosotros” pensado como orientador a la acción en busca del cambio real. Siendo además el medio digital algo que permite la interacción automática, que específicamente se crea y mejora para evitar los retrasos en la comunicación, se convierte en un medio de transmisión de los afectos distinto a, por ejemplo, la carta, que mientras es redactada y para cuando es enviada, ya pasó la pasión de escribirla. Es muy interesante la noticia acontecida hace poco donde dos IA de Facebook diseñadas para mantener entre sí una negociación desarrollaron un lenguaje propio solamente basado en el hecho de que ciertas palabras eran innecesarias pues volvían más lentas la comunicación.

Hoy todo se comercializa, todo se mercantiliza y a todo se accede a través de las redes, híper-comunicación e híper-estimulación no generan mejoras en la situación de vida de muchas personas, por el contrario, la han empobrecido y debilitado. Hoy se busca el refugio en una realidad preferible ante la realidad social. Hoy se agrede y se descarga la furia a través de un teclado. Los animales como el león, menciona Han, tienen su atención dividida, al tiempo que se reproducen deben cuidar que no aparezcan retadores, al tiempo que persiguen una presa deben cuidar su territorio. El sujeto actual es muy parecido en tanto que vive inmerso en la cultura del multitasking, es decir, la multitarea que constantemente le exige de sí dividir más aún su atención. Los medios digitales son en gran parte promotores de esta situación y esto genera prácticamente una involución, donde desaparece el poder creativo, la potencia del crear.

Hay que tomar consciencia de que los medios como tales, son neutrales, pero si quienes los utilizan no son conscientes de ciertas pautas básicas para su manejo, dejarán esa neutralidad y pasarán a ser elementos de distanciamiento y conflicto, aún mayor de lo que están siendo en la actualidad, con personas alimentado un constante motor que no se detiene donde la noticia llega, se genera la indignación, luego desaparece, viene otra y el ciclo sigue su curso sin detenerse.

La educación constante para entender lo que se está leyendo, la visualización de estos aspectos negativos de la interacción digital y un consciente alejamiento de la misma son claves necesarias para contrarrestar esta situación.

Si todos aquellos que se manifiestan en las redes contra situaciones que consideran injustas se unieran y lo hicieran en la vida real otros serían los resultados.

Sociedad positiva y transparencia

Siguiendo esta línea de razonamiento y profundizando en sus aspectos sociales, Han plantea la existencia de una cada vez más difundida sociedad positiva, cuyos integrantes son los individuos transparentes. Se plantea la expansión de lo igual, pensado en una óptica unitaria, es decir, a todos los aspectos de la vida cotidiana se le eliminan los aspectos que se consideran negativos, pero que al mismo tiempo la constituyen. Se privilegian y exaltan los aspectos positivos que, sin embargo, no contribuyen en la mejora en los relacionamientos sino que, por el contrario, posibilitan una creciente exigencia de transparencia.

Se desconfía de lo que no es transparente, afirma Han. La transparencia quita las desigualdades, pero en el sentido de aquello que nos da nuestra identidad, aquello que nos hace únicos, se pierde diluido en la obligación de mostrar todo, del “no secreto”. Transparencia no es equivalente a verdad, es exposición, es constante ejercicio del llamado de atención y ser visto. Se funda de esta manera un concepto muy usado en Han, “el infierno de lo igual”.

La exposición y la transparencia no otorgan la libertad de ser, sino que vuelven a los sujetos funcionales al sistema. Se pierde de esta forma la división entre el centro y la periferia, se funda un nuevo panóptico en el cual todos nos vigilamos para asegurarnos que nadie haga nada. Ya no existe un afuera que critique el interior sistémico.

Se destruye la fantasía, lo oculto, que es constitutivo de aspectos relevantes de la vida cotidiana, el amor, las relaciones interpersonales, el poder y la política son algunos de los ejemplos que nombra Han. Cosas que de ser absolutamente transparentes, es decir, expuestas, pierden aquello que les hacer ser tales.

Son estos, algunos de los aspectos generales y destacables de las principales teorías de Han para la sociedad actual, integrada por sujetos que deben aprender a relacionarse de nuevas maneras creativas que permitan un acercamiento directo y transformador, que permita volver a diferenciar, ahora que aún estamos a tiempo, el trabajo del descanso, el tiempo libre del tiempo de productividad, el presente, del pasado y del futuro.

Y sobre todo, la realidad objetiva de aquella que construimos para refugiarnos, escapar o exponernos ya sea de forma digital o bien imaginaria.

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Referencias:

  1. http://www.montevideo.com.uy/contenido/Tasa-de-suicidio-en-Uruguay-entre-las-mas-altas-del-continente-El-75-son-hombres–338886
    Para información más reciente: http://www.elpais.com.uy/informacion/record-suicidios-uruguay-supera-crisis.html
  2. https://www.fundacioncazabajones.org/depresion_en_uruguay.php

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Bibliografía:

  • Han Byung-Chul, La sociedad del cansancio, Barcelona, Herder Editorial, 2012, Pg 62.
  • Han Byung-Chul, La sociedad de la transparencia, Barcelona, Herder Editorial, 2013, Pg 96.
  • Han Byung-Chul, La agonía del Eros, Barcelona, Herder Editorial, 2014, Pg 49.
  • Han Byung-Chul, Psicopolítica, Barcelona, Herder Editorial, 2014, Pg 75.
  • Han Byung-Chul, En el enjambre, Barcelona, Herder Editorial, 2014, Pg 85.
  • Han Byung-Chul, La expulsión de lo distinto, Barcelona, Herder Editorial, 2017, Pg 148.

Mauro J. Frascheri
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