La abolición de la subjetividad

La abolición de la subjetividad
Foto: tonypowell

Por Jorge Bafico

El nuevo milenio nos enfrenta a algo que parecía imposible: la abolición de la subjetividad. Hoy, el psicoanálisis, con más de cien años de resultados clínicos irrefutables, es duramente cuestionado, pretendiéndose sustituirlo por tratamientos químicos que “asegurarían” definitivamente curar los dolores del alma.

Hace pocos días, observé con asombro cómo un Psiquiatra decía, en un programa televisivo, que el psicoanálisis estaba contraindicado para la depresión (¿?); es más, que en muchos casos, podía propiciar el suicidio del paciente. Tal tipo de afirmación solo merece el silencio.

Freud planteaba, en el final de su vida, con respecto al sufrimiento psíquico, que “El futuro podrá enseñarnos a influir directamente, mediante sustancias químicas particulares, sobre las cantidades de energía y sobre su distribución en el aparato psíquico. Quizá surjan aún otras posibilidades terapéuticas todavía insospechadas; por ahora no disponemos de nada mejor que la técnica psicoanalítica, y por eso no se la debería desdeñar, pese a todas sus limitaciones” [1].

Seguramente Sigmund no imaginaba lo que el futuro deparaba: de la misma manera del “¡Llame ya!”, “¡Compre ya!”, “¡Ud. lo quiere y se lo lleva!”, también, los nuevos discursos nos dicen quiénes somos, lo que tenemos, lo que deseamos y por qué no, cómo nos curamos.

El hombre de estos tiempos se ha transformado en lo contrario de un sujeto. E. Roudinesco [2] plantea que “La era de la individualidad sustituyó a la de la subjetividad: dándose a sí mismo la ilusión de una libertad sin coacción, de una independencia sin deseo y de una historicidad sin historia, el hombre de hoy devino lo contrario a un sujeto. Lejos de construir su ser a partir de las determinaciones inconscientes que, desconocidas para él, lo atraviesan, lejos de ser una individualidad biológica, lejos de querer ser un sujeto libre, desprendido de sus raíces y su colectividad, se imagina como el amo de un destino cuya significación reduce a una reivindicación normativa. Por eso se liga a redes, a grupos, a colectivos, a comunidades sin alcanzar a afirmar su verdadera diferencia”

El abordaje del conflicto psíquico, vemos que en la actualidad, ha cambiado de manera radical. Cada paciente es tratado como una unidad perteneciente a un trastorno, cada persona es un clon de otra de acuerdo a un conjunto de síntomas determinados.

La singularidad del sujeto poco importa, vivimos en un mundo globalizado y también padecemos enfermedades globalizadas. Así, en estos últimos tiempos, se observan una cantidad de sociedades anónimas de síntomas, anónimas en la medida del intento de la abolición de la subjetividad de quien lo padece.

Esta nueva forma de presentar la subjetividad también marca nuevas lecturas de las mismas, el problema no se resuelve en lo individual sino en globalizar los síntomas aboliendo de esa manera lo singular.

 

 

Estas forma de agrupamiento sintomático responden a lo que algunos llaman “Tribus urbanas”. Las mismas son definidas a partir de la funcionalidad, en tanto materialidad concreta. En otras palabras, la “Tribu” nomina a sujetos específicos constituidos como una afiliación que sobrecodifica la totalidad de su experiencia vital.

Pere-Oriol, Pérez y Tropea(3) caracterizan a las tribus urbanas por su tendencia a que quienes las integran se sientan insertos en una unidad de orden superior. Los autores sostienen que estos grupos defienden presuntos intereses comunes y estrechan vínculos gregarios basados en valores específicos, y son un ámbito propicio para compartir experiencias y rituales que generan y consolidan el sentido de pertenencia al grupo.

Observamos, en Uruguay, una proliferación de “cazadores” de síntomas, verdaderas tribus urbanas que promueven agruparse, identificados al trazo de la “enfermedad”. Así, en los últimos años, se han formado una cantidad de grupos (muchos de ellos de autoayuda) en búsqueda de identificaciones y lazos sociales. Fobias, neurosis obsesivas e histerias se han transformado en ataques de pánico, TOC (trastorno obsesivo compulsivo) o Fibromialgia, (reciente sintomatología agrupada como una enfermedad crónica que ocasiona a quien la padece dolor en múltiples localizaciones del cuerpo y un cansancio generalizado.)

Estas tribus urbanas plantean diferentes lecturas de lo mismo: globalizar lo individual en detrimento de lo subjetivo. Tenemos, así, diferentes grupos de cazadores de “patologías”: caza-anoréxicos, caza-somatizadores, caza-pánicos, etc.

Si algo caracteriza a estos agrupamientos en este fin de milenio, es su incapacidad para definir a los sujetos que en ellas se localizan. Constituyen circuitos, espacios virtuales, modelos abstractos que solo pueden definirse a sí mismos como procesos difusos con los cuales ciertas personas conectan algunas de sus necesidades identificatorias, llámense anorexias, bulimias, adicciones, panic Attach y todo agrupamiento sintomático que imagine, generando, como consecuencia, que la cuestión de si ese sujeto es neurótico, psicótico o perverso pase a un lugar secundario.

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Referencias:

  1. Sigmund Freud, “Compendio de Psicoanálisis”, Obras completas, Tomo 21, Ed. Amorrortu, Bs. As.,1990.
  2. Roudinesco, Elizabeth, “Por qué el psicoanálisis”, Ed. Paidos, Bs. As., 2001.
  3. Pero-Oriol Costa y otros, “Tribus urbanas”, Ed. Paidos, Bs. As., 1998.

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Extracto de unos de los artículos que aparecen en Locotidiano (ED Psicolibros Waslala, 2010)

Jorge Bafico
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4 Comments - Write a Comment

  1. Excelente observación sobre uno de los aspectos de la globalización y sus presuntas consecuencias. Todos tenemos a alguien cerca con esta sintomatología «post moderna». Las causas también son impuestas desde el sistema como por encima del individuo. Esa noción de que nada puede ser abarcativo por el conocimiento, deja al hombre como un ser en diminutivo, somos hombrecitos que no valemos nada individualmente por eso los agrupamientos en tribus urbanas dan resultados igual de masificadores que la propia política de medios teledirigidas al consumismo como base de la estructura social.
    “….así funciona el sistema actual
    Que te tiene dormido, acostumbrado, convencido
    De quedarte en tu casa sin ver lo que pasa
    Y está todo mal
    Y están todos contentos
    Escuchando este cuento
    sacamela
    Que va a pasar si nos siguen machacando
    hasta cuando
    habría que reaccionar
    antes de reventar
    pero yo te digo esta
    aunque sea por un ratito
    basta
    sacamela un poquito
    te digo y te repito basta
    sacamela un poquito
    basta
    saltando …

    “Sacamela, basta”
    CUATRO PESOS DE PROPINA
    DEL DISCO SE ESTA COMPLICANDO

    ¿Que aprendo cuando espero un beneficio (siempre) de algo que hago?
    ¿Que busco cuando mi actividad se basa (sólo) en obtener ganancias?
    ¿Cómo organizo mi vida, mis afectos, mi relacionamiento con mis compañeros de tareas?
    ¿Por qué cuesta tanto: la acción colectiva y la solidaridad? Esto no es lo primero que surge.
    El toma y daca empuja como acicate el accionar de cada uno, ¿Por qué?
    PORQUE ABANDONAMOS LA CULTURA DE VALORES.
    LA VANIDAD SE VISTIO DE GALA Y MERODEA EXHIBIENDOSE REINA POR NUESTRA VIDA

    DEDICAMOS MÁS TIEMPO A LA ESTETICA QUE A LA ÉTICA.
    HASTA EL AMOR ES UN CONSUMO.
    LAS RELACIONES SE BASAN EN LA CONVENIENCIA.
    El” Ello” del que hablaba Freíd se ha convertido en la primera persona, pero esa persona no tiene mucho que ver con mi verdadera persona y eso me pone mal solo en la intimidad. Pero no me preocupo, porque, siempre el sistema me ofrece un escapismo, un consumo, una felicidad comprimida que incorporada a mi organismo funciona como escape, distracción, elevación o como me “pegue” pero que cumple con el objetivo de “hacerme olvidar de lo que preocupa o inquieta.
    ESA ES LA CLAVE DE DOMINACION Y SUJECCION AL SISTEMA: EL CONSUMO. Si me preocupo y no me ocupo puedo verlo pero en seguida busco algo que me saque de ese lugar tan incómodo. Porque ocuparse, además de ver es EJERCER ACCION PARA TRANSFORMAR Y PARA TRANSFORMAR DEBO IR AL ENCUENTRO DE OTROS. Y CUANDO LO HAGO ESCUDRIÑO SOBRE ALGO BIEN OCULTO “MI CONDICION DE CLASE”:
    Saberse explotado no le hace bien a mi vanidad. Saberse explotador tampoco, salvo que no lo vea como lo que es “apropiarse del trabajo ajeno”.
    Las casualidades no existen en éstos temas, la sicología podría aportar muchísimo a los saberes colectivos para estimular la resistencia a la masificación y al consumismo, dos caras de la misma moneda, que hacen que se beneficien siempre los mismos, los dueños del poder.
    Estimar la rebeldía y la capacidad de indignación podría se un buen comienzo. Salud.

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  2. Bien interesante el artículo… Quisiera preguntarles, a ver si es que no estoy entendiendo, a que se refiere Jorge cuando dice, respecto a estas tribus «caza patologías» que estas no son capaces de «definir a los sujetos» que en estas se agrupan.. ¿a qué se refiere eso definir a los sujetos? Si ese «sujeto» sea llamado neurótico, psicótico, pánico o como le venga la gana llamarle la psiquiatria y a la psicología a estas conductas a eso se se refiere por «definición» y en definitiva a sujeto?? es decir el «sujeto» sería «sujeto» por ser llamado por ej, neurótico??? … Les pregunto porque no comprendo muy bien eso, a ver si me responde alguién pliss…..

    Es cierto que en parte en la actualidad se tiende a trabajar los conflictos psíquicos desde una perspectiva más grupal (refiriendo a los grupos de autoayuda sobre todo) cuestión que también me parece muy bien dado que permite a cada «individualidad» conocer a otras «individualidades» que han somatizado trastornos similares y les permite conocer un poco mas sobre la mente humana, y un poco más a fondo desde la «patología» su propia mente … Eso de identificarse «al trazo de la enfermedad o mejor, a MI parecer, del desequilibrio» me parece muy poético…;)

    Bueno al compañero que escribió el otro compentario : si, también creo que es una opinión ya generalizada y cada vez más, que estas enfermedades son producto del trueque valórico impuesto por la estructura económica -entre otros-… Si los valores del mercados pasan a ser los valores que jueguen entre las relaciones de los seres humanos y consigo mismo…es jodido, una ceguera brígida… pero fe, que eso está cambiando …

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  3. Jorge Bafico

    El sujeto es un concepto psicoanalítico y habla de la singularidad de cada subjetividad, las “tribus sintomáticas” borran la singularidad y por tanto lo que el sujeto puede decir de lo que le pasa.

    Muchas gracias por los comentarios

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  4. Invocando un poder de sintesis del cual carezco, interpreto que la idea que desea expresar el autor es que nos están (o nos estamos) transformando en sujetos iguales unos a los otros que se diferencian sólo en diferentes agrupaciones o tribus que consumen determinadas «cosas» o «servicios». Una especie de marketinización de las personalidades de cada ser humano al punto tal que – de acuerdo a lo que expresamos en las redes sociales, por ejemplo – tenemos un perfil «x» o «y» que ayuda al «sistema» a identificar potenciales consumidores de tal o cual oferta, y segmentar las promociones de las mismas en uno u otro sentido. Todo se transforma en una especie de infraestructura perversa que nos clasifica en diferentes grupos a los cuales les podemos vender cosas tan diversas como herramientas, elementos de jardinería o hasta pornografía. Infraestructura igualmente aplicable en la medicina en cuánto a combatir conflictos internos de nuestra psique, con productos medicinales. Una sociedad formada por seres que son una especia de androides de carne y hueso. Lo dicho, mi poder de síntesis acaba de colapsar. Cordiales saludos al profesional Bafico, que siempre expone con claridad lo que para los ignorantes como nosotros, resultaría imcomprensible. ¡Abrazo!.

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