Historia e historicidad: entre actuar y producir

Historia e historicidad: entre actuar y producir
Foto: Unsplash.

Por Eduardo Velázquez

“El hombre es historia”[1], frase no menor, y tal vez la más destacable del análisis que brindaré a continuación. ¿A que me refiero con esto? Que el individuo es fruto de su actividad vital, en otras palabras, transita por su su historia individual, su contexto familiar y, a su vez, dentro del contexto social en el cual habita, con el fin de conformar su identidad y forjar su subjetividad.

El individuo adquiere dos posiciones fundamentales en relación a la historia: es producido por ella y es actor de la misma. Podemos remarcar en este punto, que el sujeto está inscripto en la historia como sujeto en movimiento dialéctico, denotando así un movimiento histórico que va desde un polo a otro, polo en el sentido amplio de la palabra, haciendo alusión a permanentes cambios en su subjetividad. El individuo es también producido por su historia, refiriéndose a una serie de hechos sucesivos, asociado a momentos personales que el ha vivido y conforman su pasado como individuo. Este punto debe tomarse siempre desde la singularidad del sujeto, ya que son sucesos únicos relacionados a su familia, su medio, su clase social, etc.

Recordemos que sujeto, viene de “subjectum” que significa “lo que esta por debajo”[2], haciendo relación, en éste caso, a todo el proceso psíquico inconsciente que debe llevarse a cabo en la construcción de la subjetividad, asociado a la historia de cada uno.  Los sucesos que hemos vivenciado son los que, de alguna manera, nos construyen y nos inscriben en el ámbito social.Al referirse al individuo en relación a la historia, referimos a que es  portador de historicidad, enmarcandolo como actor/productor de la misma, implicando también que es capaz de intervenir sobre su propia historia, retomando nuevamente el concepto de «sujeto en movimiento dialéctico» que se comentó anteriormente, constante contraposición entre lo que es, y en lo cual se convierte.

Pierre Bourdieu introduce el término “Habitus”[3], que es la conjunción de prácticas que llevamos a cabo diariamente, el fruto de la historia vivenciada por el individuo, condicional de su existencia y su comportamiento en el entorno social. Podemos, en pocas palabras, decir que el “Habitus”[3], no es otra cosa que la incorporación y/o aprehensión de la historia por el sujeto. Dicha incorporación es, en su mayoría, inconsciente,  percibiendola como de orden natural de nuestro comportamiento.

El presente del individuo, no es otra cosa que el producto de su historia, suponiendo que la misma nos limita, nos aprisiona; en este punto hago mención a la frase “el peso de la historia tiende a reducir lo posible a lo probable” [3] en relación al sujeto atrapado por su pasado; me hago eco de las palabras de S. Freud refiriendose al individuo como prisionero de ella (la historia) únicamente si él la niega. Haciendo hincapié en la historicidad, arribamos a la conclusión de que esta afirmación de Bourdieu no es correcta, el individuo es capaz de ejecutar ciertas acciones determinantes con el fin de modificar su programación, de realizar una reescritura subjetiva, de cambiar su “Habitus” [3].

El hombre es capaz de reinterpretar su historia pasada, no con el fin de modificarla, sino para entenderla, interpretarla y mejorar su relacionamiento con ella, pudiendo fomentar así la historicidad del individuo. Es, en síntesis, a lo que se abordada con la técnica del Psicoanálisis,  conocer pasado del sujeto, comprender presente y mejorar futuro.

Las elecciones del individuo son condicionadas por su historia, pero no debemos tomarla como determinante.

En un mundo en constante cambio, un mundo globalizado donde, no solamente el sujeto se encuentra inscripto en una vorágine poco homogénea e inestable, dónde las estructura patológicas están cambiando así como la sintomatología; dónde los medios de comunicación se masifican y en un mundo donde las herramientas para auto construirse están al alcance de la mano, como son las redes sociales que nos ayudan a crear un Yo virtual, donde cada usuario se autoconstruye en la visibilidad de las pantallas, ajeno y diferente a nuestro Yo real[4]; es necesario abordar al paciente, no desde una perspectiva individual sino desde un punto de vista social.

Es necesario entender nuestro pasado, abordar aquellos procesos, propios y externos, que construyen nuestra subjetividad desde el momento de nuestro nacimiento para así finalmente comprender más al individuo, y forjar, de ésta manera, un mejor camino hacia el futuro.

“El hombre es historia” [1], donde lo pasado es prólogo tanto al presente como a lo que está por venir.

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Referencias: 

  • [1] De Gaulejac, V. (1991). Historia e historicidad. En Nevrose de classe, cap. 1 Ed. Hommes & Perspectives.
  • [2] Amy, Alejandro (2001). Introducción a la Epistemología para Psicólogos.
  • [3] Bourdieu, Pierre (1980). Questions de Sociologie.
  • [4] Sibilia, Paula.  Subjetividades, imaginarios y sensibilidades contemporáneas.

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