Enfrentando nuestra propia mortalidad: los procesos detrás de la muerte

Enfrentando nuestra propia mortalidad: los procesos detrás de la muerte
Foto: Sandy Yin

Por Steve Taylor

Todos tenemos que enfrentarla en algún momento, un evento de tanta magnitud que puede hacer que todo lo demás en nuestras vidas parezca insignificante: la muerte, el fin de nuestra existencia, nuestra partida de este mundo.

Vivimos en una cultura que niega la muerte. Se nos ha enseñado que la muerte es algo que debemos rehuir, tratar de olvidar. Si empezamos a contemplar nuestra propia mortalidad – según lo que la sabiduría tradicional nos dice- nos volveremos ansiosos y podemos llegar a deprimirnos. No hay duda de que esto es lo que ocurre a menudo. En psicología, existen teorías que sugieren que una gran parte de toda la conducta humana es generada por el miedo inconsciente a la muerte. Este miedo genera una ansiedad fundamental, acompañado por un malestar, lo que tratamos de compensar a partir de ciertas conductas como la búsqueda de estatus o defendiendo firmemente ciertos valores, entre otros. Nos sentimos amenazados por la muerte, por lo tanto buscamos la seguridad y la importancia de defendernos contra ella. Los estudios han demostrado, por ejemplo, que cuando las personas se hacen más conscientes de supropia mortalidad, tienden a ser más tribales, nacionalistas y materialista.

Sin embargo, esto no es siempre lo que ocurre. De hecho, también hay una gran cantidad de pruebas que demuestran que la toma de conciencia acerca de la muerte puede tener un efecto positivo de gran alcance, logrando un cambio radical, tanto en la actitud como en la perspectiva. Entrevisté a muchas personas que se habían sometido a este cambio para mi libro“Fuera de la oscuridad” (en Inglés “Out of the Darkness”), donde se habla de individuos que habían sido diagnosticadas con cáncer,o se habían recuperado de un encuentro cercano con la muerte, como un ataque cardíaco o ahogamiento.

Efectos transformacionales

Las personas que he entrevistado describen una nueva capacidad de vivir en el presente. Frente a la muerte, se les había enseñado que el futuro y el pasado no son importantes, y que la vida se desarrolla sólo en el “ahora”. Habían desarrollado una actitud mucho más agradecida, un sentido de gratitud por los aspectos de su vida que habían dado por sentado hasta ese punto. Estaban agradecidos por sus amigos y familia, agradecidos de estar vivos, agradecidos de ser capaces de percibir y experimentar el mundo que les rodea. El entorno también se había convertido en un lugar más real para ellos; las cosas a las cuales nunca habían prestado atención se volvieron sorprendentemente vivas y hermosas.

Las preocupaciones y ansiedades que los habian oprimido antes – por ejemplo, las preocupaciones acerca de ser queridos, por la gente, por no ser exitoso en su carrera, o sobre acontecimientos pasados ​​que los habían hecho sentir vergüenza – ya no parecían importantes. Hubo un cambio desde una actitud materialista centrado en el ego a un altruista, menos egoísta. Había un sentido de “soltar” o “dejar ir”,  de liberarse a sí mismos del temor, de ambiciones, del apego a los bienes u objetos materiales.

Hubo un poderoso ejemplo en las noticias de Reino Unido recientemente, un guitarrista de rock llamado Wilko Johnson, quien fue diagnosticado con cáncer de estómago con solo 8 ó 9 meses de vida por delante. Charlando solo un par de semanas después de su diagnóstico, Johnson dijo que él había estado sintiéndose «vívidamente vivo» y experimentando una sensación de euforia con «esa maravillosa sensación de libertad».

Como comentó Johnson a la BBC, la sensación de euforia comenzó tan pronto como se le dio la noticia: “Salimos [de la consulta] y sentí una alegría de espíritu. Estás caminando y de repente te sientes increíblemente vivo. Es ahí donde te asombras mirando todo alrededor. Me di cuenta de que era una persona miserable, me he pasado la mayor parte de mi vida lamentándome, pero todo esto se ha ido… las cosas que antes me dominaban, me preocupaban o molestaban, ahora ya no interesaban. Ahí es cuando te detienes a pensar ¿por qué no trabajé esto antes?”

«Preocuparse por el futuro o lamentando el pasado es sólo una pérdida de tiempo. Por supuesto, no todos podemos ser amenazados de una muerte inminente, pero probablemente deberíamos modificar ese sentido en nuestras cabezas. Es simplemente fantástico, te hace sentir vivo simplemente caminar por la calles, te sientes realmente vivo con cada pequeña cosa que ves, cada brisa fría contra tu cara, cada ladrillo en el camino; uno puede pensar que está realmente vivo»

 

 

Enfrentamiento y aceptación

¿Por qué la conciencia acerca de la muerte tiene un efecto positivo en algunas personas, pero no en otros?

En gran medida, depende de la intensidad del encuentro con nuestra propia mortalidad. Nuestro grado de ansiedad es mayor cuando estamos pasivamente conscientes de la muerte, pensando en ella de una manera vaga, en lugar de enfrentarla realmente. Ciertamente, hay una diferencia importante entre ser consciente de la muerte como un concepto, en lugar de confrontarla, y ser forzados a tratarla como una posibilidad inminente. Cuando nos enfrentamos a la muerte de forma activa y directa, hay una posibilidad de trascender ese sentimiento de ansiedad e inseguridad, experimentando su potencial de transformación.

Una actitud de aceptación es importante también. Si nos resistimos a la muerte, luchando contra lo inevitable, nos quedamos prendados a nuestra vida; nos invade la tristeza de aquello que vamos a perder y dejar atrás, sin dejar lugar a permitirnos experimentar aquellos efectos potencialmente positivos.

Lo más importante, sin embargo, es que debería ser posible para nosotros el aprovechar ese efecto transformador de la muerte sin tener que someternos al proceso de morir. Es importante para nosotros hacer un esfuerzo consciente para recordarnos nuestra propia mortalidad, contemplando el hecho de que sólo estamos en este planeta para una cierta cantidad de tiempo, y que podríamos alcanzar el final en cualquier momento.

Esto puede parecer morboso para algunos, pero es realmente sólo una cuestión de hacer frente a la realidad. En última instancia, todos estamos en la misma posición que un paciente de cáncer con un cierto tiempo de vida, simplemente no sabemos cuánto tiempo nos queda.

La muerte siempre está presente, y su poder de transformación es accesible para nosotros, siempre y cuando seamos lo suficientemente valientes como para enfrentarnos a ello. La toma de conciencia de nuestra propia mortalidad puede ser una experiencia liberadora y el despertar, que puede – paradójicamente, parece – animarnos a vivir auténticamente y totalmente por primera vez.

_______________

Fuente: Taylor, S. (2014, febrero 7). The Psychology of Death. Psychology Today. Recuperado 7 de febrero de 2014, a partir de http://www.psychologytoday.com/blog/out-the-darkness/201402/the-psychology-death

Steve Taylor
Últimas entradas de Steve Taylor (ver todo)

Comentarios

comentarios

2 Comments - Write a Comment

  1. Muy buena nota. Tengo la impresión de que a cierta altura de la vida uno toma cabal conciencia de la propia finitud. Me refiero a asumirlo realmente, no como una abstracción racional pero muy lejos de ser aprehendida en su dimensión emocional. Cuando se produce esa toma de conciencia, algún tipo de transformación comienza a operar en nuestra psique. Lo bueno sería que esa transformación fuera positiva, aceptando que se trata de algo inevitable, que no nos debería desesperar (la circunstancia en sí).

    Reply
  2. Me encantó el artículo. Felicitaciones al autor y gracias por invertir tiempo en otorgarnos puntos de vista que enriquezcan nuestra vida.

    Reply

Post Comment

*