El síntoma en la familia

El síntoma en la familia
Foto: Morguefile

Por Daniel A. Fernández

Si bien en Psicología existen diferentes corrientes por las que puede optar un psicólogo para ejercer su función clínica, en lo personal adhiero al Psicoanálisis por diferentes razones que serían demasiado complejas de explicar en este escrito. Sin embargo, más allá de mi adhesión al Psicoanálisis, tengo la firme creencia de que los profesionales de la salud debemos estar abiertos a las otras corrientes psicológicas para tomar también de ellas todos los aportes que éstas puedan darnos para enriquecer el ejercicio de nuestra profesión. Y uno de los conceptos que considero de vital importancia rescatar de otras corrientes, es el concepto de “familia como un sistema”. En este sentido, la escuela sistémica de Psicología brinda una visión interesante y digna de tener en cuenta para pensar la clínica psicológica. Por ello que a continuación haremos un repaso de tal concepto.

 

 

Para Biscotti O. (1995), la familia es un sistema donde sus elementos (integrantes) se hallan en interacción permanente. El autor expresa que cada familia construye reglas, reglas que son pautas de comunicación. Y dice que la presencia de un síntoma en una familia actúa como un mensaje que denuncia lo inadecuado de esas reglas, de esas pautas. El síntoma actuaría como un mensaje que denunciaría la disfuncionalidad y que reclamaría un cambio de reglas. También Berenstein (2001) advierte que cuando una familia tiene un integrante con una enfermedad mental, dicha enfermedad debe considerarse como un mensaje. Y Napier y Whitaker (1982) aseguran además que los síntomas de un paciente nos hablan, en realidad, del trastorno de toda una familia, donde el problema se hallaría en la organización y comunicación existente en ese sistema.

Según Biscotti (1995), los síntomas suelen aparecer cuando se atraviesa una crisis evolutiva que demanda un cambio de pautas. Tengamos en cuenta que las pautas que en determinado momento fueron útiles, pueden dejar de serlo en un momento posterior. Y será el mismo sistema familiar quien definirá al síntoma como tal, ya que lo que un sistema considera síntoma puede que no sea síntoma para otro.

También podríamos considerar que el síntoma cumple dentro de un sistema familiar una función de estabilización. En este sentido hablaríamos de la funcionalidad del síntoma, dado que la erradicación de dicho síntoma podría implicar un cambio que no se desea. A veces una familia sostiene una situación sintomática (como puede ser la enfermedad de un hijo, la adicción de uno de los miembros de la pareja matrimonial, etc.) sin procurar revertirla, porque puede ser que gracias a ese síntoma el matrimonio aún continúe unido. En ese caso se ve cómo el síntoma les resulta funcional (beneficio secundario), dado que si éste no existiera posiblemente la pareja se disolvería y ese es un cambio que no quieren afrontar.

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Bibliografía:

  • American Psychological Association. (2001). Publication manual of the American Pshychological Association (5th ed.). Washington, DC: Author.
  • Berenstein, I. (2001). Familia y enfermedad mental. Buenos Aires: Editorial Paidós.
  • Biscotti, O. (1995). El síntoma. Instituto Sistémico de Buenos Aires. Manuscrito no publicado.
  • Napier, A. & Whitaker, C. (1982). El crisol de la familia. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Daniel A. Fernández
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  1. Aunque no soy profesional de la salud me interesa el tema y estoy de acuerdo en que se deberían incluir las terapias basadas en tratar, al consultante y su familia como un sistema.
    Pasé por un trastorno de ansiedad generalizado en mi persona, y la enfermedad de Alzheimer en mi madre. Creo firmemente que esos síntomas hablan muy fuerte del Clan y su repuesta a los eventos en la vida.
    Si fuera un profecional de salud mental investigaría cuanto tiene que ver, en el deterioro fisico del cerebro, enfrentar la vida con ansiedad.

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