Educación: haciendo trampa en la era de Facebook

Educación: haciendo trampa en la era de Facebook
Foto: The Next Web

Por Steven Schlozman

Un grupo de estudiantes de Harvard parecen haber hecho trampa en un examen individual y domiciliario, colaborando entre sí para la elaboración de las respuestas. Se encontraron enormes similitudes en los trabajos, lo cual atrajo la atención del docente, y fue el detonante de una investigación extensa y dolorosa para todos los involucrados.

Pero, ¿qué hace que este engaño sea diferente a los ya conocidos?

Este incidente nos obliga a hacer una pausa y pensar cuidadosamente, no porque apoye el fraude, es más, no lo hago, pero considero que podríamos dedicar mayor tiempo a definir más correctamente lo que visualizamos como el “bien y el mal en el aula”.

Muchos estudiantes no vieron todo este hecho como copiar o hacer trampa, y la pregunta es ¿por qué?.

El presunto engaño fue realizado a través de Internet, y más específicamente en las redes sociales.

Me cuesta pensar las redes sociales, yo no crecí con los «me gusta», ni los » Tweets» o las «etiquetas”, y es muy difícil cruzar los límites de ese medio, menos con una pizca de la destreza con la que son utilizadas, ya que son parte de la rutina de los jóvenes y sus vidas cotidianas. Por lo tanto, me encuentro en falta cuando trato de pensar en cómo se pueden sentir los jóvenes acerca del uso de estas herramientas para hacer trampa. Para complicar las cosas aún más, cuando hablo con ellos sobre estos temas, no se siente como que estemos hablando de lo mismo. Considero que estamos hablando de hacer trampa o copiar, pero los jóvenes y los adultos jóvenes con lo que hablo con frecuencia no lo hacen. Ellos no están siendo desafiantes, sólo ven el uso de estas modalidades en forma diferente al que espero que lo hagan.

Así que, ¿qué significa todo esto? Significa que tenemos una generación con una tecnología muy nueva, y donde la antigua generación de maestros no es capaz de discutir adecuadamente las fortalezas y debilidades éticas de Facebook y Twitter, entre otros.

¿Se sentó a conversar con alguien a quien se lo haya acusado de hacer algo malo on-line? Y no me refiero a los casos más obvios; por ejemplo, hemos estado diciéndole a la gente que no cometa bullying, y el hecho de que Internet lo haga más fácil no significa que sea más aceptable. La mayoría de los jóvenes que cometen bullying a través de internet, al menos en mi experiencia, saben que han hecho algo malo. Estoy hablando del joven a quien se acusa de hacer trampa a partir de búsqueda de información por internet, o de intercambiar ideas en Facebook, que luego aparecen en el examen final, o tal vez hablo de alguien que ha colaborado con un desconocido con el fin de resolver un problema de cálculo mediante la utilización de tweets ingeniosos y abreviados. Nosotros les decimos a nuestros estudiantes que es trampa, y ellos nos miran con caras tristes, atónitas,  no se parecen en nada a los comentados anteriormente, a aquellos que creen que han hecho algo malo.

 

 

Se ven heridos y asustados. En verdad se sienten erróneamente acusados.

Es por eso que creo que lo que ocurrió en Harvard es mucho más complicado. Tenemos años haciendo hincapié en lo que respecta a planes de estudios, colaboración y cooperación, ahora contamos con una tecnología que favorece a esa colaboración, incluso con desconocidos, y de forma inimaginablemente más fácil, sin embargo no apoyamos que la utilicen entre si para resolver problemas.

No me entiendan mal. No estoy excusando la trampa o copia en un examen, sino que estoy argumentando que podemos, en este tiempo de gran transición tecnológica, ser más específicos en nuestras advertencias. Es posible que tengamos que decir explícitamente a los alumnos que no pueden utilizar Facebook y Twitter, y así sucesivamente hasta que comprendan que no queremos que realicen ese tipo de prácticas. Para ellos, no es lo mismo que decirles que «no puede reunirse y discutir sus respuestas». Sé que parece una locura, pero he conocido a estudiantes que dicen que ellos no veían que Facebook estuviera prohibido a pesar de que eran plenamente conscientes de que compartir sus respuestas en persona estaba mal.

La mayor parte de los docentes de hoy en día continúan siendo “inmigrantes digitales”. Llamamos a nuestros estudiantes tramposos, ellos nos dicen que conocen el significado de hacer trampa, y sin embargo se mantienen firmes, indignados incluso, alegando que no es lo que ellos han hecho.

Entonces, ¿qué tenemos que hacer?

Tenemos que encontrar una manera de proteger el camino hacia el uso de todas estas herramientas de innovación en lo que refiere a colaboración y resolución de problemas, y al mismo tiempo continuar con la disciplina académica que nos permite avanzar en nuestro mundo competitivo.

Es, después de todo, un mundo nuevo. Las reglas del viejo mundo tal vez necesiten ser re pensadas un poco.

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Fuente: Schlozman, S. (2012). Cheating: Are We Having the Right Discussion? Psychology Today. Recuperado 1 de agosto de 2013, a partir de http://www.psychologytoday.com/blog/grand-rounds/201208/cheating-are-we-having-the-right-discussion

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