Drogas y consumo problemático: un abordaje desde la complejidad

Drogas y consumo problemático
Foto: Unsplash

Por Patricia Duarte Pírez

¿Qué es lo que conocemos de estos temas? ¿Los concebimos como independientes o relacionados entre sí? ¿Qué es lo que realmente sabemos del “mundo de las drogas”?

Según la OMS, droga es “toda sustancia que introducida en el organismo vivo puede modificar una o varias de sus funciones alterando los pensamientos, emociones, percepciones y conductas en una dirección que pueda hacer deseable repetir la experiencia, pudiendo provocar mecanismos de tolerancia y dependencia”. Para ampliar más este concepto, podemos agregar lo que llamamos componente psicoactivo; droga psicoactiva es aquella que es capaz de modificar la fisiología del cerebro, en especial los circuitos de recompensa. Tiene la capacidad de modificar la percepción, la conducta y el ánimo (humor).

Existen varios tipos de sustancias psicoactivas:

  • Estimulantes: nicotina, cafeína, xantinas, cocaína, derivados de la anfetamina, crack.
  • Depresores o narcóticos: alcohol, benzodiasepinas, opiáceos, barbitúricos, sus derivados de la morfina, codeína, heroína.
  • Alteradores o alucinógenos: marihuana, LSD, hongos éxtasis, floripon, hongos psilocibios, peyote, derivados del cáñamo como el hachís.

Teniendo esta información en cuenta, ¿podemos decir que todas las personas se pueden volver adictas a estas sustancias? Desde este punto, podemos ver también que hay diferentes tipos de consumo, o bien podemos llamarle de relación, con la sustancia. El uso es un tipo de relación con las drogas en el que, dependiendo de la cantidad, frecuencia o situación física, psíquica y social del sujeto, no se perciben consecuencias inmediatas sobre la persona ni sobre su entorno. El abuso es el uso excesivo, persistente o esporádico de cualquier droga. Se caracteriza por un consumo reiterado que afecta las áreas somática, afectiva, psicológica o social, tanto del sujeto como de su entorno cercano. Y por otro lado, la drogodependencia, también llamada adicción, es el fenómeno complejo caracterizado por el consumo más o menos compulsivo de una o más drogas por parte de un individuo, y la organización del conjunto de su vida cotidiana alrededor de este hecho. Constituye un patrón mal adaptativo de uso de sustancias que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo.

Desde el punto de vista de la “relación con la sustancia” podemos decir que el grado de consumo no va a depender sólo de la droga, sino del vínculo que la persona establece con ella. Debemos enfocarnos más en este aspecto y no tanto en la concepción de droga como “lo malo”, más bien entender que esta construcción responde más que solamente a las consecuencias de uso, y que están implícitos -y no tanto- intereses políticos y económicos. Vivimos en una sociedad capitalista y consumista que impone y marca las tendencias de lo que “se usa y lo que no”; también determina de cierta forma, a través del mercado de las drogas, qué sustancias se consumen y cuáles no, el consumo entonces también va a depender de qué haya disponibles y a qué precio. Por esta razón, es fundamental entender que las relaciones que establecen las personas con determinadas sustancias están ligadas también al contexto al cual pertenecen, responden a dinámicas y lógicas de consumo.

 

 

Siguiendo esta línea de lo vincular, debemos tener en cuenta que la persona que genera un consumo problemático, no lo hace sólo con determinada droga, sino que establece una forma de vincularse con su entorno que también es nociva y problemática. Si tomamos la etimología de la palabra adicción como “lo no dicho”, debemos considerar que esta persona necesita poner en palabras sus malestares, necesidades, angustias. Este consumo responde también a una dinámica familiar, dentro de la cual la persona está inserta. Se observa un debilitamiento en los lazos familiares y funcionamientos desde la lógica consumista, que pautan las relaciones entre los miembros del grupo familiar.

Hace pocos días murieron cinco jóvenes en una fiesta que se realizó en Argentina, aparentemente a causa de una pastilla apodada “Superman”, con efectos que parecen ser similares al del éxtasis. Este acontecimiento además conmocionó a nuestro país, por ser uno de los jóvenes de nacionalidad oriental. En torno a este hecho, se dispararon polémicas con respecto a diversas cuestiones como ¿cuál es esta nueva droga?, ¿cómo llegó a estos jóvenes?, ¿sabían ellos qué estaban consumiendo?, ¿qué sabían sobre la composición y los efectos de esa sustancia?. Nos encontramos con otro problema que es la falta de información, o la información errónea, que manejan las personas de las distintas sustancias. Se dispara también otra tema, aunque siempre vigente, el del conocido “fenómeno de escalada”, el cual sugiere que a partir de un primer contacto con una sustancia “suave”, se sigue consumiendo en orden ascendente hacia drogas más “duras”, llegando al consumo problemático. Podríamos decir que no se aplica a todas las personas, y es también direccionar el problema únicamente hacia la droga, cuando en realidad hablamos de un problema multicausal, asimismo nos lleva a introducirnos en la discusión drogas que son legales, y más aún, socialmente aceptadas como el alcohol.

Nuevas perspectivas han surgido en nuestro país con respecto a la liberación de las sustancias con la ley 19.172 referida a regular la producción, distribución y venta del cannabis. Esta política está orientada a la reducción de riesgos y daños, así como a promover la educación sobre el uso problemático de este producto. Desde este enfoque, es fundamental el compromiso y la participación activa de todos los actores de la sociedad, pensando también en la rehabilitación y el tratamiento de los sujetos afectados. Apuntar a la desestigmatización y a trabajar inter y multidisplinariamente. Como profesionales de la salud, y a la hora de trabajar con personas que generan vínculos nocivos con determinadas sustancias, se nos hace imprescindible comprender este problema como un problema complejo y de múltiples aristas. Es importante no sesgar nuestra mirada ni por tanto nuestra intervención, y posibilitar desde el encuentro con la persona, ya sea en la clínica o en otro tipo de intervención, la escucha, la contención y la desnaturalización del “problema del adicto”. Como parte de la sociedad debemos ser conscientes de que la relación entre las personas y las drogas no es algo aislado, sino que se da dentro de determinado contexto social, y que nosotros como actores sociales activos y como psicólogos y promotores de salud, podemos generar cambios, nuevas estrategias, propulsar nuevas políticas que permitan una mayor y más amplia comprensión de este fenómeno, y por lo tanto, más y mejores intervenciones en lo que refiere a la problemática de las drogas.

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Bibliografía:

Patricia Duarte Pírez
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