8 de marzo: día internacional de la mujer

8 de marzo: día internacional de la mujer
Ilustración: Laura Sandoval

Por Lourdes Zícari Rivero

En esta fecha, que festejamos a nivel mundial el “día internacional de la mujer”, aún quedan cosas por hacer, aún queda mucho por aprender, aún queda mucho por incorporar al cotidiano vivir.

En esta oportunidad, nos abocaremos a la salud sexual y reproductiva de nuestras adolescentes.

La salud como un bien público, social, un derecho de la ciudadanía, una responsabilidad del estado, sin lugar a dudas, pero también una responsabilidad de la familia, del ámbito donde se desarrollan nuestras adolescentes, de los diferentes servicios de salud, públicos y privados, y también una responsabilidad personal, de cada individuo.

El ejercicio del respeto, reconocimiento y protección, debe estar incorporado a la vida de las personas desde su más tierna infancia, desde la concepción para ser más exactos.

El ejercicio del empoderamiento, de ser arte y parte de la vida, de asumir la responsabilidad de lo que se hace y de lo que no se hace; de lo que se dice y de lo que no se dice, debería practicarse desde la pubertad, la primera etapa de la adolescencia.

Todas las adolescentes tienen el derecho intrínseco a la vida, a la dignidad, a la libertad, a la identidad, a la integridad, a la salud, a la educación, a gozar de espacios de recreación, de descanso, de participación y culturales.

A ser tratadas en igualdad de condiciones, independientemente de su religión, su etnia o su condición social.

¿Qué es lo que da poder?

El poder lo da el conocimiento. Es lo que permite practicar e incorporar a la vida cotidiana, y de manera natural, el empoderamiento.

Es lo que habilita a las adolescentes a defender sus derechos, en todos los órdenes de su vida.

Esto tiene una íntima relación con el concepto de “autonomía progresiva”, que es el proceso de desarrollo de las capacidades evolutivas de cada individuo singular y único en el universo, y que lo posibilitará al ejercicio pleno de todos sus derechos.

Es un proceso de adquisición paulatina, que habilita al individuo a tener la capacidad de formar un juicio propio; a tener la habilidad de comprender y comunicar información relevante; a generar sus propias reflexiones y elecciones sin que nadie lo obligue o manipule; a comprender cuáles son las alternativas posibles; a manifestar sus preferencias; a formular, en los ámbitos correspondientes, sus preocupaciones y plantear las preguntas pertinentes.

 

 

La autonomía progresiva es la posibilidad que genera un individuo de formarse un juicio propio, de poder decidir por sí mismo y asumir las consecuencias de su decisión.

Es el ejercicio del empoderamiento, el ejercicio de fomentar y destacar las fortalezas que cada individuo tiene, el ejercicio de minimizar sus debilidades, el ejercicio de disminuir al máximo la vulnerabilidad en cualquier área.

Se podría definir a la salud sexual como el proceso continuo de bienestar físico, psicológico y sociocultural vinculado con la sexualidad del individuo.

Este continuo proceso se evidencia en las relaciones que se establecen con capacidades sexuales, siendo lo ideal que conduzcan al bienestar personal y social, y que enriquezcan la vida individual y social.

Para poder lograr y mantener la salud sexual, es imprescindible que los derechos sexuales de las personas sean reconocidos y defendidos.

El desarrollo sexual saludable tiene una íntima relación con la satisfacción de las necesidades básicas de las personas, como lo son: el deseo de contacto, la intimidad, la expresión emocional, el placer, la ternura y también el amor.

La salud reproductiva la podríamos definir como aquel estado de bienestar físico, mental y social en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos.

¿Qué implica esto?

Que las personas puedan tener una vida sexual satisfactoria y segura; que tengan la capacidad de reproducirse y la libertad para decidir hacerlo; que puedan elegir cuándo, con quién y cómo.

Que puedan desarrollar su sexualidad en forma plena y responsable.

Que puedan cuidar sus cuerpos, sus emociones, su espiritualidad.

Que puedan cuidarse y cuidar.

Que elijan. Que no se dejen llevar por estereotipos sociales o eventualmente de pares.

Que estén correctamente informadas.

Que se tenga claro que el condón o preservativo no es un elemento a negociar.

El condón se usa, ya sea masculino o femenino, femenino o masculino.

Que se esté informado sobre qué aspectos hay que imprescindiblemente controlar de los condones.

Que se esté informado cómo usarlos, qué hacer si eventualmente se rompe durante el coito.

Independientemente si la relación sexual es heterosexual u homosexual.

Independientemente del uso de adminículos sexuales.

Independientemente si es en el contexto de un vínculo con otra persona o si se usan para lograr la autocomplacencia o autosatisfacción erótica sexual.

Siempre hay que habilitar a la mujer adolescente a que desarrolle su capacidad de cuidarse integralmente; su capacidad de elegir y de poder negarse frente a una situación o vivencia que no le satisface.

A poder decir “no” sin temor, porque ésa es su elección.

Todos los actores que trabajan y se interrelacionan con mujeres adolescentes deben estar no solamente capacitados y entrenados, sino también ser agentes motivadores y generadores de empatía para llevar adelante la mejor relación profesional-adolescente.

Asegurar y respetar la confidencialidad de la consulta, destacando que quizás la única situación que habilite a alterar la confidencialidad, sea cuando está en riesgo vital la salud integral de la adolescente. En este caso se preserva el bien mayor.

Respetar incondicionalmente las diversidades, ya sea de etnia; de religión y/o sexuales.
Informar y aconsejar sobre los controles ginecológicos, cuando ellos ameritan. Valorar cuando es la mejor oportunidad de los mismos.

Y fundamentalmente, cuando hay alguna situación que desborda al profesional, tener la honestidad y generosidad de derivar a la persona más competente en el área.

Hoy, 8 de marzo, día internacional de la mujer, contribuyamos a construir un presente en el que nuestras adolescentes gocen de la mejor salud integral. Por ellas. Por las generaciones siguientes.

Lourdes Zícari Rivero
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  1. Buen día Dra, de inicio le doy las gracias por compartir un pedacito de su sentir, directamente me identifico con su exponer de sobremanera lo respecto a responsabilidad como ejercicio familiar, y responsabilidad de Estado estamos todos, o muchos, en acuerdo a la defensa y ejercicio de Derechos pero es notorio que no son los mismos los que están en primera línea para ejercer responsabilidades.

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