Desde el aula a la TV: ¿de qué hablamos cuando hablamos de atención?

De que hablamos cuando hablamos de atención
Foto: gerard79

Por Eduardo Velázquez

En nuestra vida cotidiana, y ciertamente en mayor medida a nivel educativo, hemos escuchado comentarios como los siguientes: “El niño no presta atención”, “se distrae con facilidad”, “comienza tareas que no culmina”, “se toma demasiado tiempo para finalizar sus tareas”, entre otros.

Es claro que el hilo conductor de estas preguntas es el concepto de atención. Citando al filósofo William James (1890): «Todos sabemos qué es la atención. Es cuando la mente toma posesión, en forma clara y vívida, de una de las tantas imágenes o ideas que se nos hacen presentes». Esta caracterización posee un paralelismo con la definición de “prestar atención” utilizada en el lenguaje cotidiano, la cual significa mostrar interés por un estímulo en particular o centrarse en una misma tarea (Artigas-Pallarés & Narbona, 2011).

Sin contradecir a James ¿todos sabemos qué es la atención? En una época donde lo inmediato es el eslogan del tiempo, tal vez sea pertinente cambiar la pregunta: ¿de qué hablamos cuando hablamos de atención?

Por definición,  nos referimos a la atención como un proceso de índole cognitivo que selecciona un estímulo o un evento procedente desde alguna fuente para definir  posteriormente una respuesta (Labos, 2008).

Desde el punto de vista neurológico, hablamos de atención como la selección de un estímulo sensorial (Labos, 2008). Nuestro cerebro es constantemente bombardeado por estímulos de distinta índole, pero no contamos con la capacidad de procesarlos a todos; por lo tanto, es vital y necesario seleccionar qué procesar y qué descartar. Este proceso de selección o filtro puede ser realizado mediante el cuerpo (por ejemplo, cuando se observa un punto muy detenidamente) y/o mentalmente (a través de la atención). Dicho de otra forma, la atención es una propiedad del sistema nervioso que dirige las acciones complejas del cuerpo y del encéfalo (Kolb & Whishaw, 2006).  Existen alteraciones sobre la atención relacionadas con la selectividad, intensidad y duración de respuestas neuronales a determinados eventos, aunque continuamente se mantiene un tono de atención general (Fontán & Lorenzo, 2004)

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La atención o procesos atencionales, así como otros procesos ejecutivos relacionados con mecanismos cognoscitivos, están fuertemente relacionados con los lóbulos frontales, los cuales son propios de los mamíferos, pero encontrándose de forma más evolucionada en el cerebro humano (Fontán & Lorenzo, 2004).

 

 

Fontán y Lorenzo (2004) distinguen tres componentes claves en la atención: 1) la que conocemos como alerta; 2) la atención sostenida, que implica mantener un foco atencional con esfuerzo a pesar de factores como la fatiga; y 3) la atención selectiva, como la habilidad para seleccionar estímulos o contenidos mentales específicos, así como la capacidad de cambiar entre uno u otro. Alternar entre los tres estados mencionados dependerá de factores propios del individuo, sus necesidades internas, el medio, experiencia y su estado emocional. Lo subjetivo y la atención están estrechamente relacionados.

Para el psicoanálisis, la atención es un recorte de la realidad a la cual se la inviste libidinalmente (Marcos, 2007). Por lo tanto, “prestar atención” supone mantener dicha investidura por un tiempo prolongado sobre un mismo recorte de la realidad. Sin necesidad de naufragar en anacronismos, la teoría psicoanalítica con respecto a la atención sigue manteniendo su vigencia; sin embargo, el “prestar atención”, así como también la realidad y el recorte que recibirá dicha investidura, han cambiado.

A nivel neurológico, las estructuras cerebrales responsables de mantener los procesos ejecutivos, como la atención, siguen siendo las mismas para la especie humana; no obstante, los modos de prestar atención se encuentra en constante metamorfosis (Fernández, 2012) y dichos cambios están fuertemente relacionados con nuestra contemporaneidad y el medio que nos rodea y atraviesa.

Los abordajes y tratamientos realizados a propósito de los trastornos de atención tienden a homogeneizar el problema, legitimando la teoría existente y sin dejar lugar a la interrogación, lo cual permita pensar el problema desde otro lugar.

Es necesario problematizar el campo del estudio de la atención y sus trastornos, debemos apuntar a abrir la crítica, generar preguntas e indagar impensables, obteniendo nuevos acercamientos y sosteniendo el desafío de pensar el abordaje de otro modo; es necesario apuntar a la elucidación critica, parafraseando a Castoriadis (Fernández, 1999), donde el hombre debe pensar lo que hace y saber lo que piensa, sin evitar la adhesión u oposición a los ejes existentes, sino integrando un abordaje pluralista, polifónico.

Las certezas generadas por las territorializaciones disciplinarias no dejan lugar a la interrogación. Debemos comenzar a atravesar los problemas atencionales desde el lado de los estímulos, donde la disyuntiva no sea solamente la atención del niño, sino también el significado del estímulo que tiene por delante.

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Referencias:

  • Fernández, A. (2012). Entrevista a Alicia Fernández: TDAH. El Espectador. Recuperado 13 de julio de 2013, a partir de http://www.espectador.com/noticias/240453/escuche-la-entrevista-a-alicia-fernandez?id=240453&sts=1
  • Fernández, A. (1999). Instituciones Estalladas. Buenos Aires: EUDE-BA.
  • Fontán, L., & Lorenzo, J. (2004). Fundamentos de neuropsicología clínica. Montevideo: Oficina del libro FEFMUR.
  • Kolb, B., & Whishaw, I. Q. (2006). Neuropsicologia Humana. Argentina: Editorial Medica Panamericana. Recuperado a partir de http://books.google.com.uy/books?id=-vxlWKmXMmsC
  • Labos, E. (2008). Tratado de neuropsicología clínica. Paraguay: Librería Akadia Editorial. Recuperado a partir de http://books.google.com.uy/books?id=MQasPgAACAAJ
  • Marcos, S. C. D. (2007). Psicoanálisis y Medicina: El niño hiperactivo, deficit de atención y fracaso escolar. Psicoanálisis y Medicina. Recuperado a partir de http://psicoanalisisymedicina.blogspot.com/2007/05/el-nio-hiperactivo-deficit-de-atencin-y.html
  • Meneses, S. (2004). Trastornos de la atención. Revista Electrónica Sinéctica, (25), 67-74.

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4 Comments - Write a Comment

  1. Andrea Coppola Zícari
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    Muy bueno el artículo!! Felicitaciones!!! Permite el abordaje sistémico en relación a la atención; pensar la temática desde todas las miradas e implicancias y también me parece oportuno pensarlo desde el “paradigma de la complejidad de Morin”. El cual aporta insumos para pensar el sistema educativo, la incertidumbre y estrategias creativas a la hora de trabajar la temática desde el contexto socioeducativo actual.
    Lic. Ps. Andrea Coppola Zicari

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    1. Eduardo Velázquez
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      Muchisimas gracias!

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  2. Felicitaciones! Muy interesante y enriquecedor el arículo!
    Desde mi óptica, creo que el déficit atencional o la dificultad para mantener la atención durante un período de tiempo prudencial, tiene un origen multifactorial. Por eso el abordaje de estos niños y jóvenes debería ser integral, donde cada uno de los actores juega un rol igualmente importante.
    Quizás por una deformación profesional, comulgo plenamente con el aspecto vinculado al estímulo como foco de atención. Es frecuente que padres y educadores manifiesten como origen del fracaso escolar o académico , una dificultad por parte del niño o joven en prestar atención. Sin embargo es llamativo, que ese mismo niño o joven no presente ninguna dificultad en mantener la atención, cuando juega frente a la computadora, o googlea, o chatea. Vale decir entonces que si bien existen pautas estratégicas de abordaje, cada individuo es único e irrepetible, por lo que muchas veces hay que repensar o replantear nuevas formas donde la creatividad, empatía, consideración, tolerancia y contemplación deberían estar siempre presentes.
    Dra. Lourdes Zícari

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    1. Eduardo Velázquez
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      Muchas gracias por tu comentario, y más aún, por aportar desde tu perspectiva.

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