Consumismo y alienación en la sociedad actual

Consumismo y alienación en la sociedad actual
Foto: FidlerJan

Por Silvia Quinelli Viñán

En la actualidad, vivimos en un tiempo histórico – social y en un sistema regidos por un modo de dominio que podríamos perfectamente calificar como de capitalismo salvaje.

En este estado de situación, el complejo tema del consumismo se erige como un buque insignia de estos tiempos de enajenación y alienación del sujeto, enajenación y alienación que podemos pensar que devienen como consecuencia del citado fenómeno del consumismo pero que también podríamos plantearnos como posibles causas del mismo, dado que nada es tan simple como aparenta.

La globalidad característica de esta época, representada en múltiples formas (principalmente la información al instante y la “comunicación” instantánea virtual, a través de las redes sociales) nos hace asistir a la configuración de nuevas subjetividades, entendiendo por tales al modo en que cada individuo aprehende el mundo circundante y se forma a sí mismo como ser deseante y pensante. En tal sentido, Guattari expresaba: “Lo que constituye, en la actualidad, lo esencial del poder del capitalismo, no es tanto su ejército, su policía, su carácter soberano, sino su capacidad mucho mayor que los movimientos progresistas para producir subjetividad, para modelarla”. [1]

Por otra parte, la publicidad en todas sus formas y por todos los medios se encarga de “bombardearnos”, si se me permite la expresión, con toda clase de artículos y bienes de consumo, permeando todos los espacios e influyendo en mayor o menor medida en la población, variando en función de cada singularidad. Calzado, vestimenta, electrodomésticos, celulares de última generación y todo objeto pasible de ser comprado se promete, muchas veces, como una especie de panacea, cuando no como algo que, si no se tiene, te deja “out”, afuera de la felicidad y bienestar que podríamos sentir al tenerlos. De esto se desprende la identificación (como proceso no conciente) que los técnicos del marketing buscan y consiguen despertar mediante la publicidad: afamados deportistas que visten X marca de calzado, prominentes modelos que anuncian cuál debe ser la “tendencia” de la moda, sólo por poner algunos ejemplos concretos.

Sin embargo, en este punto debemos hacer una consideración imprescindible: frente a la desigualdad económico – social y cultural a la que asistimos en nuestro Uruguay actual hay algo que, al decir del Psicoanalista Marcelo González Imaz: “… la forma en que nuestra civilización nos iguala es a través del consumo. La sociedad se organiza en torno a esto…” [2]

 

 

Centros comerciales atestados de gente, promociones, descuentos, préstamos de distintas empresas para seguir comprando cada vez más en una suerte de espiral sin fin son una realidad hace mucho instalada, conformando un escenario imperante en la actualidad. Lo instantáneo y pasajero como características de nuestro tiempo hacen que determinados artículos se vuelvan obsoletos rápidamente, facilitando así una lógica de mercado que tiene como lema “tener lo último”.

De esta forma, al decir del Psicólogo Eduardo Viera, muchas prácticas se naturalizan como parte de nuestra vida cotidiana, por ejemplo “… nuevos diagramas espaciales donde los principales emplazamientos se miniaturizan, “Shopinización” de nuestros deseos, nuestros paseos, nuestros encuentros.” [3]

Ahora bien, en medio de este panorama podemos intentar plantear o ensayar algunas hipótesis más acerca de las causas que estarían llevando a tantos sujetos a consumir de esta forma. En tiempos en donde la soledad (paradoja en un mundo de cyberespacio) y las frustraciones de la vida cotidiana se constatan tan a menudo, incluyendo también a la creciente presencia de las denominadas “patologías del vacío”, podemos preguntarnos hasta dónde estas experiencias internas no tendrán participación en llevar al individuo a desplegar su plena conducta consumista, donde estaría intentando “compensar” con artículos la falta de otras cosas, aunque sean de otra índole.

Desde un punto de vista psicoanalítico, podemos introducir aquí una distinción que puede resultar necesaria; la diferenciación entre necesidad y deseo. La necesidad podría ser conceptualizada como algo que se puede colmar, pero el deseo, por definición, no se colma nunca y siempre es deseo de otra cosa, que desconocemos.

Por lo tanto, puede ser en este marco que podemos contribuir a comprender mejor el fenómeno consumista; los objetos que creemos desear (o que muchas veces deseamos) se volverán tan efímeros como poco satisfactorios, porque nunca van a alcanzar para llenar nada, en todo caso podrán satisfacer una necesidad momentánea, dar un placer fugaz, pero, en tanto efímero y pasajero, siempre se va a terminar continuando con el consumo y la compra porque precisamente la satisfacción que el sujeto está buscando no la encontrará jamás de esa forma, porque se encuentra en circunstancias y aspectos de muy diferente cualidad.

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Bibliografìa:

  1. Guattari, F.: “El devenir de la subjetividad”, Dolmen Ediciones. Santiago de Chile, 1998
  2. González Imaz, Marcelo: “¿Adictos o consumidores?” En “La actualidad del síntoma”. Editorial Psicolibros, Uruguay, 2010.
  3. Viera, Eduardo: “¿En qué presente educamos? En “Psicología en la Educación, un campo epistémico en construcción”. Ediciones CEUP, 2003

Silvia Quinelli Viñán

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