Con gran poder: las sombras del héroe

Con gran poder: las sombras del héroe
«The Amazing Spider-Man 2» (2014)

Por Eduardo Velázquez

“Si un personaje es completamente infalible y no tiene nada de qué preocuparse, entonces ya no es tan interesante” declaraba Stan Lee (2008) acerca del Universo que había creado durante la década de 1950.

Desde Los 4 Fantásticos, creados en 1961, hasta los últimos films que han llegado a la pantalla grande, Lee se preocupó en reflejar a los que suele llamar “héroes con pies de barrio” (Lee, 2008), aquellos quienes tenían problemas cotidianos, que se debatían con ellos mismos, y que eran capaces de sobreponerse a las grandes dificultades que le acontecía el “ser humanos”.

Sin importar cuál fuese la máscara, detrás encontramos héroes, monstruos y hombres; intentaré reflejar la estructura de dichos personajes, basándome en, quien considero, es el mayor exponente dentro de la Casa de las Ideas, y -a título personal- mi héroe por excelencia: Spider-Man.

Desde las viñetas hasta el celuloide, haremos un recorrido por la historia del personaje, apoyándome en la última franquicia, y más especialmente en “The Amazing Spider-Man 2”, estrenada en 2014, protagonizada por Andrew Garfield (Peter Parker/Spider-Man), Emma Stone (Gwen Stacy) y Jamie Foxx (Max Dillon / Electro).

El origen del personaje, ya conocido por todos, no ha cambiado sustancialmente en los últimos 50 años: Peter Parker, un introvertido y brillante adolescente de New York es mordido por una araña radioactiva -o genéticamente alterada, según su versión en el cine- brindándole nuevas habilidades, y convirtiéndolo en –el amigable vecino- el héroe de turno, con su máxima: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” y, me permito agregar, por una única pregunta: “¿Quién soy?”

Spider-Man, como todo otro héroe de ficción, es atravesado por tres ejes fundamentales que desarrollaré: la obsesión, el deseo y la culpa.

El deber del héroe: la responsabilidad

Spider-Man, al igual que el resto de los héroes de la ficción, se caracterizan por ser un paria dentro de su propio universo diegético, esto implica, ser aquel individuo –irónicamente- insignificante que es capaz de darlo todo, de ir más allá. Similar estructuración de la psiquis se repite dentro de cada personaje, siendo la “posición de sacrificio del héroe” la característica donde se fundan sus historias, indistintamente del “villano de turno”. Desde el psicoanálisis, todos estos personajes pueden ser englobados, salvando las distancias, dentro de lo que se conoce como neurosis obsesiva.

La neurosis obsesiva es descrita por Freud por primera vez en 1894; denota un conflicto psíquico relacionado con el propio vivenciar del sujeto, con su pasado, con un sentido al servicio de su personalidad, y se caracteriza por encontrarse siempre oscilando entre el deseo y la defensa. El individuo se expresa a partir de ideas obsesivas que se imponen a él, llevándolo a realizar actos que no desea, o que no le generan ningún tipo de placer, pero que le son imposibles de omitir, castigado por intolerables montos de angustia si osa detener su ejecución.

La repetición compulsiva y obsesiva del héroe de ficción se traduce en llevar adelante esa misión que se le ha encomendado, dicho de otra forma, ser el héroe ante cualquier costo, inclusive, excediendo sus propias limitaciones y sepultando a su alter ego: Peter Parker.

Dentro de la etiología de la obsesión, la idea abordada tiende a no ser la idea originalmente concebida por el sujeto, sino que la misma transmuta en una idea sustituta; para Parker, el mandato original parte, y se consolida, a partir de la muerte de su tío Ben quien le brinda dos significantes que harán eco el resto del camino del trepamuros: poder y responsabilidad.

Al igual que todo obsesivo, Spider-Man se encuentra ubicado en un punto muy elevado dentro del plano ético, denotando una gran consciencia moral, aunque abordado por una duda corrosiva que desemboca en una gran indecisión por parte del personaje. La dualidad entre “regalo y maldición” en los que, repetidamente, hace referencia a su condición, es un claro ejemplo de ello, cuestionándose constantemente sobre su papel y su accionar, y desembocando en lo que aparece muy claramente en el arco argumental “Spider-Man nunca más” (Lee, Romita, & Conway, 2012), correspondiente al #50 de “The Amazing Spider-Man”, donde Peter Parker abandona su lugar de héroe para dedicarse a su vida personal, simbolizado con una icónica imagen del traje desechado en la basura, y que luego sería retratada de idéntica forma en la película “Spider-Man 2” de Sam Raimi (2004).

Peter Parker hace gala constante de un estado de huida y precaución; el personaje marca un aislamiento constante y voluntario, que deviene de forma manifiesta en la protección de aquellos seres amados, aunque detrás de ello se mantiene latente una defensa en relación a su propio sufrimiento, originado en el vínculo con su entorno. No en vano, la vida de Parker se caracteriza por una creciente problemática en materia de relaciones interpersonales, donde no puede dejar de sentirse responsable por ellas: la muerte de sus padres, su tío, y hasta de su amada, Gwen Stacy, entre otras, hacen gala de ello.

El obsesivo marca una barrera infranqueable entre él y el Otro, condiciona su contacto con los demás, y se pone en el lugar del muerto, convirtiéndose en un espectador, ubicándose por fuera de lo que vive y evitando el placer que podría obtener.

El superyó se encuentra muy presente en el discurso del sujeto dentro de la neurosis obsesiva; este concepto aparece en la segunda tópica de Freud y es el gran heredero del Complejo de Edipo. El mandato superyoico no se agota solo alcanzando la advertencia, sino que se despliega mucho más allá, cruzando el límite de las prohibiciones, instalándose y elevando la conciencia moral del individuo, asociado con un sentimiento inconsciente de culpa que lo obliga a marchar por una senda, sin permitirle escapar de ella. El mandato brindado por su tío previo a su muerte ha emergido dentro del personaje como conciencia moral, mandato que el superyó obliga a llevar adelante, inundando al sujeto de culpa si intenta no cumplirlo.

Al final del día, Peter Parker terminará cumpliendo ese mandato auto impuesto, mandato imposible de resignificar y que se ubica por delante de la vida anímica del sujeto, obligándolo a dejar atrás todo lo que sea ajeno a este papel, inclusive al grado de convertir a uno de sus mayores enemigos, Otto Octavius, el Doctor Pulpo, en el héroe que la responsabilidad demanda, marco argumental de la serie “Superior Spider-Man” (Slott, DeMatteis, & Meter, 2012), donde Ock, en un intento por escapar a su propia muerte, se ubica dentro de la mente de Parker tomando para sí el manto del héroe.

En un dialogo entre Max Dillon (Foxx) y Spider-Man (Garfield) en “The Amazing Spider-Man 2” (Webb, 2014) cuando Spidey le expresa “tú eres mis ojos y oídos”, tal vez podamos pensarlo, metafóricamente, como una reivindicación hacia su propia instancia superyoica quien ve, escucha y juzga que todas las piezas del tablero estén posicionadas donde deben estar.

 

 

Al margen de la viñeta: el deseo

Freud (1979c) expresaba que “jamás nos hallamos tan a mercede del sufrimiento como cuando amamos”, y esto no es ajeno a la realidad que afronta Peter Parker, cuestionándose acerca de su deseo.

Peter ha tenido varios objetos de amor a lo largo de su vida, tal vez Mary Jane Watson sea una de sus parejas más reconocidas por el público, con quien, inclusive, llegó a casarse; quienes lo siguen en el comic, también conocerán los nombres de Felicia Hardy, o más recientemente a Carlie Cooper, sin embargo me voy a detener en quien, considero, es la pareja más significativa dentro del universo arácnido, y quien fuese su primer amor: Gwen Stacy.

Gwen es una creación de Stan Lee y Steve Ditko, e hizo su debut en “The Amazing Spider-Man” #31 en diciembre de 1965, fue traída al cine en “The Amazing Spider-Man” (Webb, 2012). Aunque inteligente y extrovertida, no logró superar los grandes obstáculos que Peter le imponía para construir su relación, generando una serie de encuentros y desencuentros durante los 90 números que compartieron, marca de otra gran batalla librada por el héroe, aquella que refiere a su propio deseo.

El deseo, para Lacan, es una relación entre el ser y una falta, refiere a una incompletud, y es aquello por lo cual el ser existe, la función central de toda la experiencia humana. El obsesivo, distanciado y muerto, se evita a si mismo cuestionarse acerca de su deseo; el escapa a esa tormentosa realidad a través del uso de la máscara, donde el deseo deja de ser algo que necesita ser cuestionado, oculto tras el mandato que debe ser ejecutado.

El deseo por ese objeto imposible, el que Lacan llamado “objeto a”, es quien inscribe al sujeto en el deseo del Otro. En el caso de nuestro héroe, la relación es unidireccional, donde el sujeto si queda cautivo dentro del deseo del Otro, un Otro que le demanda lo que hacer y lo ubica en el lugar que le corresponde: la posición sacrificial que tanta paz da a su psiquis obsesiva.

Es el Otro quien hace la pregunta, y dicta la sentencia que termina de forjar, al menos por ahora, el camino del héroe, inclusive apoyado por el discurso póstumo de su objeto perdido de amor.

Gwen Stacy: la culpa

Gerry Conway, guionista de la serie “The Amazing Spider-Man” en la década de 1970, decidió sacudir la vida del trepamuros llevando adelante lo impensable, una tragedia que marcó un antes y un después e introduciendo “la visión nihilista del héroe” (Defalco, 2004): asesinar a Gwen.

El hecho ocurrió en “The Amazing Spider-Man” #121 (Lee, Romita, & Conway, 1973). De manera similar a lo que plantea la película de Webb (2014), durante un enfrentamiento entre el Duende Verde y Spider-Man, Gwen cae al vacío, muriendo posteriormente en los brazos del héroe.

La culpa invade constantemente al obsesivo a través del accionar del superyó cuando el sujeto deja entrever algo de su deseo, alejándolo de su accionar mandatado. La sombra de la culpa, muchas veces inconsciente, cubre al héroe a partir de la ruptura – temporaria- de su ceremonial obsesivo, generando una indignidad que va dirigida directamente hacia su yo, remarcando su primera obligación con respecto a la responsabilidad.

Spider-Man se despide de escena (Webb, 2014) abrazando el destino del cual huía, convirtiéndose en aquello que al Otro le falta: el héroe, el mártir, el paria… el muerto.

Queda planteada la pregunta más importante, tal vez de manera indefinida, que hace eco desde las viñetas hasta el celuloide, y que fue brillantemente delineada en el arco “El Otro” (Straczynski, Hudlin, & David, 2012), donde nuestro héroe, enfrentado a su propia muerte y evolución, simplemente se pregunta “¿Quién ha sobrevivido… uno o el otro?”

….tal vez sea solo cuestión de corregir mayúsculas.

_______________

Referencias:

  • Defalco, T. (2004). Entrevista a Gerry Conway en Comics creators on Spider-Man.
  • Entrevista a Stan Lee en XLSemanal No 1069. (2008).
  • Dor, J. (1986). Introducción a la Lectura de Lacan. México: Gedisa.
  • Freud. (1979a). Conferencia No 17. El sentido de los síntomas. En Freud Obras Completas. Conferencias de introducción al psicoanálisis (Vol. XV). Madrid: Amorrortu.
  • Freud, S. (1979b). Acciones obsesivas y prácticas religiosas. En Freud Obras Completas. El delirio y los sueños en la «Gradiva» de W. Jensen, y otras obras (Vol. IV). Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, S. (1979c). El malestar en la cultura. En Freud Obras Completas. El porvenir de una ilusión, El malestar en la cultura, y otras obras (Vol. XXI). Madrid: Amorrortu.
  • Freud, S. (1979d). El sepultamiento del complejo de Edipo. En Freud Obras Completas. El yo y el ello, y otras obras (Vol. XIX). Madrid: Amorrortu.
  • Freud, S. (1979e). El yo y el ello. En Freud Obras Completas. El yo y el ello, y otras obras (Vol. XIX). Madrid: Amorrortu.
  • Freud, S. (1979f). Estudios sobre la histeria. En Freud Obras Completas. Estudios sobre la histeria (Vol. II). Madrid: Amorrortu.
  • Freud, S. (1979g). La represión. En Freud Obras Completas. Trabajos sobre metapsicología, y otras obras (Vol. XIV). Madrid: Amorrortu.
  • Lacan, J. (1983a). Clase 18. El deseo, la vida y la muerte. En Seminario 2: el yo en la teoría de Freud. Madrid: Paidos Iberica Ediciones.
  • Lacan, J. (1983b). Clase 2: tres formas de la falta del objeto. En Seminario 2: el yo en la teoría de Freud. Madrid: Paidos Iberica Ediciones.
  • Laplanche, J., & Pontalis, J.-B. (1986). Diccionario de Psicoanálisis. España: Paidós Iberica S.A.
  • Lee, S., Romita, J., & Conway, G. (1965). The Amazing Spider-Man #31. EE.UU: Marvel.
  • Lee, S., Romita, J., & Conway, G. (1973). The Amazing Spider-Man #121. EE.UU: Marvel.
  • Lee, S., Romita, J., & Conway, G. (2012b). Spider-Man: No More. EE.UU: Marvel.
  • Licitra Rosa, C. (2010, septiembre). Las paradojas de la culpa. Virtualia. Recuperado a partir de http://virtualia.eol.org.ar/021/template.asp?Accion-lacaniana/Las-paradojas-de-la-culpa.html
  • Raimi, S. (2004). Spider-Man 2. Sony Pictures.
  • Rodriguez, J. J. (2012). La explosión Marvel: la historia de Marvel en los 70. Palma de Mallorca: T. Dolmen.
  • Straczynski, J. M., Hudlin, R., & David, P. (2012). Spider-Man: The Other. EE.UU: Marvel.
  • Webb, M. (2012). The Amazing Spider-Man. Sony Pictures.
  • Webb, M. (2014). The Amazing Spider-Man 2. Sony Pictures.
  • Slott, D., DeMatteis, J. , & Meter, J. V. (2012). The Superior Spider-Man. EE.UU: Marvel.

Comentarios

comentarios

4 Comments - Write a Comment

  1. Andrea Coppola Zícari
    · Edit

    Excelente!!! Marco teòrico escencial (desde el psicoanálisis Freudiano y Lacanaiano) para el análisis profundo de los «Héroes» de nuestra historia y Comics. También se articula la función del super yo el deseo y permite pensar las estructuras de funcionamiento neurótico y sus riesgos. Simplemente gracias por compartir!!!! Y continúen creciendo y enriqueciéndonos!!!

    Reply
  2. “Spider-Man nunca más” (Lee, Romita, & Conway, 2012) no es de 2012 es mediados de los 60 y Conway no participó en su elaboración, solo Lee y Romita… 😛

    Reply
    1. Eduardo Velázquez
      · Edit

      Juan Manuel, como estas?, si, la historia original es del 67, pero para este trabajo me base en una reedición del 2012, por eso la referencia. Slds y gracias por leerme.

      Reply
  3. Que bueno¡¡¡ Genialísimo , me encanto¡¡¡

    Reply

Post Comment

*