Blade Runner

Blade Runner
«Blade Runner» (1982)

Por Fernando Sorrenti

Blade Runner es un filme de ciencia ficción, basado en la novela «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?» del escritor Philip Kendrek Dick. La trama nos muestra un futuro no muy lejano, donde el ser humano se encuentra agobiado por una sociedad altamente tecnologizada. El hombre ha logrado crear androides a su imagen y semejanza, destinados para trabajos peligrosos y pesados. Están sometidos a un régimen de esclavitud. Son criaturas fabricadas, superan en destreza a sus creadores y son tan inteligentes como ellos. También, desarrollan emociones a medida que van viviendo, por eso se les doto con cuatro años de vida para tenerlos dominados.

No son considerados personas, sino simplemente objetos que se usan y se desechan. El drama se desata cuando un grupo de Nexos-6, el modelo más avanzados de estos androides, escapan de las colonias extra-planetarias e ingresan a la tierra, desconociendo la prohibición de androides en el planeta.

El cazador de replicantes retirado, Rick Deckard, es llamado nuevamente para detectar y exterminar a estos fugitivos. En esa cacería implacable, deberá enfrentarse a situaciones en que no solo su vida estará en peligro, sino que además, lo cuestionaran profundamente.

Los replicantes, aparecen como lo parte viva de esa sociedad de gran sofisticación artificial, donde la esencia humana está prácticamente diluida como lágrimas en la lluvia (por utilizar una frase de la película). La deshumanización es directamente proporcional a los avances científicos, advertencia y critica a una ciencia donde lo emocional y lo empático es descartado.

Estas criaturas representan al ser humano reducido a una máquina de la que se espera que cumpla con una función de utilidad a la sociedad. Entonces, me pregunto: ¿Somos los agentes de salud (psicólogos, psiquiatras, médicos) una suerte de Blade Runner?

Las pulsiones de muerte serpentean por las calles de Los Ángeles, ciudad donde se desarrolla esta historia, mostrando edificios abandonados, calles abarrotadas, la continua llovizna, puestos callejeros, basura sin recoger, y el predominio de lo gris. Síntomas autodestructivos de una sociedad decadente que van entrando ese letargo que la llevara a la inanimacion total.

Como peregrinos en busca del santo grial, que para ellos no es otra cosa que la prolongación de sus cortas vidas, los androides buscaran a su creador para obtener esas respuestas. Respuestas que todos buscamos a lo largo de nuestra vida.

Podríamos especular que ellos van en dirección contraria a esa sociedad que los creo, los androides se los muestra en grupo, protegiéndose entre si, quieren vivir. En cambio,  los humanos aparecen apáticos, solos, enfermos y desconfiando unos de otros. Las pulsiones de vida y  de muerte danzan una vez más ante nosotros.

A lo largo del filme se no presenta a la ciencia como la nueva religión del futuro, a través de símbolos religiosos como el edificio piramidal de la Corporación Tyrell, la serpiente artificial, citas bíblicas citadas por Roy, el Búho, la escena donde criatura y creador se encuentran, la paloma que vuela tras la muerte del replicante. Una ciencia presente en todos los ámbitos de la sociedad y de la vida humana, pero no es la entronización de cualquier ciencia, sino que es aquella donde los sentimientos y la empatia son desechadas… ¿Acaso se está refiriendo a la psicología?

Los replicantes son seres tóxicos, son los otros cuya presencia molesta y despierta temores. Y hay que sacarlos de circulación. Su actitud y presencia,  cuestionan a una sociedad adormecida. Ellos son porta-pieles como los llama el jefe de Deckard, no son personas sino maquinas al servicio del hombre, como osan a pisar una tierra de humanos.

¿No se esconde también una velada crítica hacia la actitud fóbica hacia los inmigrantes?

En varios diálogos de la película se habla de ellos como maquinas, cosas que en caso de no cumplir con lo esperado son retiradas (asesinadas) como un producto defectuoso.

Una actitud muy soberbia que se puede apreciar en un Tyrell narcisista asumiendo el papel de un dios. Nosotros les regalamos recuerdos, dirá el presidente de Tyrell, pero ese regalo tiene un costo para los androides, su libertad e identidad.

Zizek critica en uno de sus artículos, que la sociedad actual le ha sacado cafeína al café, cerveza sin alcohol, sexo virtual, es decir sexo sin sexo. Según esta sociedad actual, multicultural y liberal, “retirar” la dimensión toxica del otro, privar al otro de su otreidad para poder aceptarlo. En Blade Runner vemos este punto. Se crean seres  humanos que no son humanos. Se espera que cumplan para lo que fueron creados, no atender sus inquietudes y reclamos. Esa veta de humanidad, tan necesaria en nuestra especie, es cercenada, las maquinas no piensan, ejecutan. Y si no lo son, son retiradas por defectuosas. ¿Es la sociedad de Blade Runner castradora?

Es en esta sociedad de autómatas donde los replicantes buscaran su humanidad cueste lo que cueste. Solo Roy, a mi parecer, como un pinocho futurista, emprenda el viaje que lo transformara en humano.

Roy es un androide de combate, líder de los que escaparon de las colonias, es un hábil estratega para alcanzar sus objetivos. A pesar de su búsqueda de humanidad, no puede dejar de asesinar en pos de sus metas, para eso fue creado. Es un soldado, un combatiente a pesar que tenga demostraciones de afecto hacia los suyos. Su camino hacia su humanidad es como un borracho tambaleándose entre su programación y sus deseos.

Con Sebastián, la pareja de replicantes, se sentirán identificado en su enfermedad. El ingeniero genético padece de un síndrome que acelera su envejecimiento, como Roy y Pris. Salvo que el científico acepta su enfermedad y ellos no pierden las esperanzas. Se nos presenta el apartamento de Tyrell como un ambiente espacioso, lleno de penumbras e iluminado por candelabros, dando una sensación de templo. Allí es donde se produce el encuentro entre creador y su criatura.

Con su bata blanca Tyrell nos evoca a un pontífice ante sus fieles, inflado de soberbia que emana de su postura narcisista, desconoce el peligro que lo acechaba.

Si bien Roy ha transgredido reglas sagradas, no ha hecho otra cosa que complacer a sus creadores, respondiendo a su programación: ejecutar un plan con disciplina militar para la obtención de sus objetivos, pues, el es un guerrero luchando su batalla contra la muerte, para eso fue creado. El mito de Gigalmesh remasterizado y digitalizado, una vez más.

 

 

Al negarle Tyrell el objeto de deseo de su criatura, es decir prolongar su vida,  se está poniendo como privador del deseo como lo indica el segundo tiempo del Edipo lacaniano. El dios con pies se derrumba y teme por su vida.

El gozo absoluto que el hijo depósito en su padre se desvanece. Tyrell pierde su semblante. Roy mata a su creador. Éste parricidio, mirado desde la óptica psicoanalítica nos lleva a lo expuesto en Tótem y Tabú por parte de Freud. El padre muerto y devorado por sus hijos que de esa forma lo asimilaran e identificaran con él. En este caso, Roy intentara interiorizar la humanidad que tanto busca, por eso dirá:- “No hare nada que el dios de la biomecánica me impida entrar a su paraíso”-.

En la escena final, cuando Deckard se aferra a la viga en un intento desesperado de alargar lo inevitable, Roy lo contempla, siente su miedo y le dice que así es la vida de un replicante. En esa mirada es que este androide se dará cuenta que mirando el miedo del otro, descubrirá que es igual a su miedo. Se produce un acto de empatía, se da cuenta que es tan humano como sus creadores. Es que mirando a los demás, lleva implícito mirarse a sí mismo. Nace una nueva humanidad justo en el momento de su muerte. Roy muere como hombre ante un sorprendido Blade Runner que reconoce la humanidad de su objeto de persecución.

Deckard, es una persona apática, solitaria, retirado, lo único que sabe hacer es retirar androides de las calles. Para el, los replicantes son máquinas que pueden ser beneficiosas o peligrosas. Y luego dirá: -“si es peligroso, entones es asunto mío.”-  Una clara escisión de lo bueno y lo malo que nos remite a pensar en la obra de Melanie Klein, sobretodo en la posición Esquízo Paranoide.

Se puede ver en el Blade Runner una persecución implacable hacia los replicantes, lo que lleva a pensar desde la posición de Melanie Klein, en la ansiedad provocada por la pulsión de muerte, el yo lo desvía y lo transforma en agresión. Así de esta forma el yo se escinde proyectando al exterior parte de esa pulsión de muerte, colocándola en un objeto externo que será visto como amenazador (pecho malo) y despertara un sentimiento de persecución.

Su encuentro con Rachel, una replicante más avanzada que los Nexos -6, Deckard, provocara cambios profundos, se enamorara de aquello que perseguía y destruía. La pulsión de vida comienza a pujar, se derrumban viejas concepciones, comienza a sentir gratificaciones de la relación con Rachel. Emprende también un viaje hacia su humanización perdida o quizás, más bien alcanzar esa humanidad que creyó tener y nunca tuvo. El mismo Blade Runner tiene dudas sobre su humanidad que se muestran a través de ciertos pasajes de la película, como fotos, el sueño del unicornio, el origami al final de la película…

El perseguidor termina identificándose con aquello que persigue. La serpiente se come así misma, otra vez. Roy  y Deckard son la misma cara de la moneda que por distintos caminos llegan a un mismo lugar, a las mismas preguntas que todos nos hacemos, ¿Quiénes somos?, ¿hacia dónde vamos?

Durante el dialogo entre Pris y Sebastián, esta dice  en un momento: “Pienso, luego existo”. Esta alusión  al cogito cartesiano nos lleva a cuestionar nuestra conciencia de nosotros mismos, si somos seres de carne cuyos recuerdos, fantasías, están asentados en bases orgánicas y que una alteración a ese nivel puede “olvidarlas”. ¿No somos otro tipo de máquinas después de todo?

Es aquí que volvemos a encontrar la distinción lacaniana entre el sujeto de la enunciación y el sujeto enunciado: todo lo que positivamente soy, todo contenido enunciado que pueda señalar y decir “ese soy yo”, no es “yo”; Yo no soy más que el vació que queda, la distancia vacía hacia cada contenido Bajo la condición de la duda universal, que evade esta duda: el nivel en que se origina la duda. La agencia que pone en duda es idéntico con cualquier cosa  que pueda ser sometida a la duda ¿Qué piensan no es idéntico lo que se piensa?

Zizeck.

Los androides de Blade Runner en este sentido son seres puros.

Con respecto a León, el androide que es sometido a un test de validación de humanidad al principio del filme, queda al descubierto cuando le preguntan por su madre, se derrumba, es incapaz de responder y asesina a su entrevistador. Más tarde, en otra escena Deckard inspeccionando el apartamento de León, descubre extrañado fotos de familia. La respuesta a esas inquietudes la encontrara en las palabras del presidente de la Corporación Tyrell: -“Empezamos a percibir en ellos extrañas obsesiones. Después de todo son inexpertos emocionalmente. Con unos años para almacenar las experiencias que usted y yo damos por supuesto. Si les obsequiamos un pasado creamos un apoyo para sus emociones y, consecuentemente, podemos controlarlos mejor.”-

Las fotos, los recuerdos implantados, son muletas en donde el yo se apoya para mantenerse de pie y no derrumbarse. Hablamos de psicosis.  Héctor Garbarino nos dirá que en el psicótico, el yo tiene un falla en su constitución debido a que nunca se ha despegado de sus objetos primordiales, hay un borramiento entre los límites del objeto y el yo.

Esta indiscriminación del sujeto con el objeto primario es vivida por de manera angustiante por el yo. Dando la sensación que viven una vida que no es la de ellos. León a través de sus fotos está creando una vida, una vida que no es la de él, pero la necesita para sobrevivir.

Esta visión de una sociedad altamente tecnologizada, nos lleva a una introspección hacia nosotros mismos, y preguntarnos si hoy por hoy, no somos como esa masa de personas que aparecía caminando de un lado para el otro por las calles de Los Ángeles del futuro. Aturdidos por tanto artefacto tecnológico, como celulares y tablets con sus aplicaciones se nos está yendo la vida.

Zizek nos advierte que el capitalismo del siglo XXI ha creado un sin número de distracciones para mantenernos distraídos de lo Real (lo real Lacaniano).

Este filósofo, no deja de denunciar la “ínter pasividad”: una actitud producida  por la seducción mediática y tecnológica del capitalismo que rompe la temporalidad y engaña al individuo haciéndole creer en cambios que nada cambian.

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Bibliografía:

  • Estudios sobre Narcisismo de Hector Garbarino. Ediciones Roca Viva 1988
  • Entrevistas y Notas a Slavoj Zizeck.  El pais de España, ediccion digital.
  • Comentarios del libro Lacrimae  Rerum – Diario Hoy de La Plata 2006
  • Libreto en español del filme Blade Runner – Internet.
  • Diccionario de Psicoanalisis – J. Laplanche y J. B. Pontalis
  • Inroduccion a la Teoria Lacaniana – Jorge Bafico, Edgar Cabral t Marcelo Gonzalez.
  • Introducción al Narcisismo, Sigmund Freud, S.  -1914  Tomo XIV – Amorrortou
  • Pulsiones y destinos de pulsion. Sigmund Freudn – 1915 Tomo XIV  Amorrortou
  • Tótem y Tabu – Sigmund Freud
  • Video de la Película Blade Runner.

Fernando Sorrenti
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