Agresiones que dejan marcas: el bullying más allá de la infancia

Agresiones que dejan marcas: el bullying más allá de la infancia
Foto: Jesse Therrien

Por Alexandra Sifferlin

Mayor número de investigaciones están documentando el efecto que genera el acoso, o bullying, en sus víctimas, afectando desde el bienestar emocional hasta el éxito profesional.

La muerte de una niña 12 años de edad, Rebecca Sedwick, quien se suicidó a principios de Setiembre de 2013, se especula que fue víctima de bullying a través de internet durante más de un año, demostrando que es cada vez mayor el crecimiento de este tipo de comportamientos, inclusive utilizan las redes sociales como formas de alcanzar a jóvenes de manera aún más personales.

Diversas investigaciones documentan lo devastadoras que son estas prácticas para los que sobreviven a ellas; estudios demuestran que los niños que fueron víctimas de bullying tienen más dificultades para mantener un trabajo, y pueden sufrir de problemas psiquiátricos en edad adulta, a diferencia de aquellos que no fueron blancos de este tipo de prácticas.

El último análisis realizado por investigadores de la Universidad de Padua en Padua, Italia, tristemente confirma lo obvio: los niños que fueron intimidados sufrieron problemas de autoestima, malas calificaciones y problemas de salud física, las cuales tuvieron impacto directo sobre el estado de su salud mental en la adultez.

 

 

El análisis, publicado en la revista Pediatrics, abarcó datos de 30 estudios que investigaron la asociación entre el bullying y los llamados “problemas psicosomáticos” que incluyen dolores de cabeza, dolores de espalda, dolor abdominal, problemas de piel, problemas para dormir, mareos, entre otros. Los resultados revelaron que las victimas de bullying eran dos veces más propensas a tener síntomas psicosomáticos en comparación con sus pares no intimidados.

La gravedad y la influencia del bullying es amplificado por los múltiples caminos por los cuales se pude llevar a cabo a través de internet, extendiéndose más allá de la actividad educativa, hacia la vida privada de los alumnos, resultando aún más difícil que los niños puedan pasar por alto, superar y seguir adelante. Estudios documentan mayores tasas de ansiedad y de ataques de pánico entre las víctimas de acoso escolar, generando un efecto devastador en su salud mental y el comportamiento futuro de los acosados, lo cual se traduce en vidas profesionales y personales muy inestables. Un estudio reciente demostró que las víctimas de bullying poseen menor probabilidad de mantener un trabajo y mayor dificultad para mantener relaciones sociales significativas.

Los síntomas psicosomáticos, sin embargo, también pueden representar una oportunidad – a veces la primera y única – de los médicos o los padres para reconocer el acoso e intervenir en él. Los investigadores dicen que, por ejemplo, los pediatras podrían jugar un papel más importante en la identificación de las víctimas de acoso durante sus chequeos, más aún en los casos de síntomas persistentes.  Discutir estas señales con los padres, así como el correcto asesoramiento sobre la forma de manejar el acoso, puede ayudar a promover cursos de acción, y en algunos casos, ayudar a evitar el maltrato. Las sugerencias pediátricas tienden a ser especialmente eficaces en base al alto grado de confianza que los padres suelen poner en estos profesionales, escriben los autores.

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Fuente: Sifferlin, A. (s. f.). How Bullying’s Effects Reach Beyond Childhood. Time. Recuperado a partir de http://healthland.time.com/2013/09/16/how-bullyings-effects-reach-beyond-childhood/

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